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José López Rueda: Aldea 1936

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José López Rueda: Aldea 1936



De esta novela  de José López Rueda: Aldea 1936 publicada por primera vez en España en Ediciones de la Torre (Madrid, 2011) y prologada por el doctor en Filología Románica Juan  Cano Ballesta, nos dice este ensayista, crítico literario e historiador de las letras lo siguiente: Aldea 1936,  tiene mucho de novela histórica. Es el fiel testimonio de alguien que vivió y sufrió los hechos principales que narra. Tiene el extraordinario valor de ser un documento de época, un veraz retrato del mundo en conmoción que vivieron y sufrieron millones de españoles en aquel fatídico julio de 1936, cuya vida quedó sacudida y en parte destrozada por el brutal levantamiento militar.




De manera que José López Rueda, que escribió esta obra en plena juventud, cuando aún mantenía vivos aquellos recuerdos de su infancia en plena guerra civil,  nos ofrece, ahora en España, una novela  con elementos reales, su visión, su propia experiencia o al menos el recuerdo de aquella experiencia de su niñez y los mezcla con la ficción y la fantasía. Es  por ello que el autor nos advierte que: Esta es una historia de personajes imaginarios que viven  y se matan unos a otros un pueblo de Castilla mientras en torno suyo los españoles se matan unos a otros en una guerra fraticida

 Avisándonos de que cualquier parecido con hechos o personas reales es pura coincidencia. Lo que ya no sé es si este aviso que acompaña esta edición española estaba igualmente en la edición que se publicó en 1958  en Ecuador ya que Medardo Fraile nos cuenta en unas Palabras liminares del poemario  Fervor secreto, libro que el autor me envió en 2004 y que fue publicado por Editorial Verbum, Madrid, 2002, contaba  Medardo que: José López Rueda se marchó de España cuando sólo unos pocos sabíamos que era poeta. (...) Su larga docencia en varias universidades hispanoamericanas -nos dice después- le ayudó, por fortuna, a no abandonar la poesía, el hambre de belleza, el "fervor secreto" que siempre llevó dentro. Esto lo escribió desde su exilio inglés para su , mejor amigo de los veinte años y que en la antología que el profesor de la Universidad Metropolitana EnriqueViloria preparó en 2005 compruebo que estas palabras liminares de Medardo Fraile se incorporan también en ella. La antología se llama Poética de la errancia y creo haber dado cuenta en este blog de ella  con etiqueta de Enrique Viloria?



De Aldea 1936 en su momento en El telégrafo, Guayaquil, Ecuador, 1959, dijo Ezequiel Gonzáles Mas: López Rueda pertenece a la generación novísima de Castresana, Aldecoa, Sanchez Ferlosio y Juan Goytisolo, es decir, a la quinta de los niños sensibles -1936- que vieron con ojos de llanto el resplandor sangriento de la guerra civil.

Han pasado, desde aquella edición en Ecuador por la Casa de Cultura ecuatoriana-Núcleo de Azuay, hasta esta otra publicada en España en 2011, han pasado, repito, 53 años (55 si nos situamos en el momento actual) Siendo como es de ágil lectura y con una ambientación precisa de la época, resulta de interés su lectura porque la narración sucede en un pueblo por donde no pasa la guerra, aunque la guerra forma parte de sus vidas. 
He ido leyéndola  poco a poco y, desde abril que me la envió, he tomado y dejado su lectura en varias ocasiones, quizá por mi mayor dedicación a la lectura de poesía. El caso es que esta novela de realismo costumbrista ambientada en los años de la guerra española nos encontramos con personajes como Petra, con su sinrazón, don Fermín, un absolutista, Elisa, que sin marido que la proteja sufre, resignada, la injusticia. Don Valentín, personaje de parodia, Paco, Matías, Anita, Fefe, Germán... 
El autor trata de ser lo más fiel posible en la creación de todos y cada uno de los personajes, desde los, llamémosles de realidad histórica, hasta los de ficción y fantasía.





José López Rueda(Madrid 1928) es doctor en Filosofía y Letras. Ha sido profesor en la Universidad de Cuenca (Ecuador) y posteriormente en la Universidad de Oriente (Venezuela), donde desempeñó el cargo de director del Departamento de Humanidades. En la actualidad es catedrático emérito de la Universidad Simón Bolívar de Caracas,  donde ha desempeñado el cargo de coordinador de los Estudios de Postgrado en Literatura Latinoamericana y el de Coordinador de Investigaciones en Humanidades  y Ciencias Sociales. De 1988 a 1990 fue profesor visitante en las Universidades de Tamkang y de Furen en Taiwan y desde 1991  a 1999, director director del programa de la Universidad de Bowling Green (Ohio, U.S.A.) en España. Ha sido director  del Capítulo de Madrid de la Academia Iberoamericana de Poesía y director de La pájara pinta, revista de la mencionada Asociación. En el curso 2003-2004 dirigió un Taller de Poesía  en la Asociación  de Escritores y Artistas Españoles (Madrid). En el campo de la poesía obtuvo el Premio Alfonso Reyes (Quito, Ecuador, 1958) y el José Chacón (Ayuntamiento de Alcalá de Henares, 1992). Algunos de sus poemas  se han traducido al chino, al inglés, al italiano y al ruso.

   



Nicolás del Hierro:Premonición de la esperanza

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Nicolás del Hierro: Premonición de la esperanza.




Pensar que el tiempo vuelve,/ que regresa con flores/ en el viento que ofrece,/ en el viento también,/ ese perfume exacto/ que enloquece y embriaga;/ que son amor los días/ y hay un reloj de arena/ que marca los segundos/ tan solo a la esperanza.(página 96)


Nicolás del Hierro (Piedrabuena, Ciudad Real, 1934.) Reside en Madrid desde los veinte años. Es poeta, además de escritor, conferenciante y crítico literario. Tiene publicados una docena de poemarios, entre ellos, Profecías de la Guerra , Este caer de rotos pájarosMuchacha del SurPremio Puerta de Bisagra (Toledo, 1987), Cobijo de la memoria, , Lectura de la niebla, accésit del Premio Alfonso VIII (Cuenca, 1999), Mariposas de asfalto (accésit del Premio Rafael Morales, Talavera de la Reina, 1999), Dolor de ausencia , Desde mis soledades y El color de la tinta. Este libro da título también a una extensa antología publicada en 2012 por Pablo Méndez en Ediciones Vitruvio




Ha visto publicadas dos Antologías de sus versos: Toda la soledad es tuya en la Biblioteca de Autores Manchegos y Antología de la Poesía Cósmica de José Hierro y Nicolás del Hierro (México, 2004), y ha participado en numerosas antologías colectivas. 

Es autor de varias novelas por lo que tiene en su haber el Premio de de La Crítica Castilla-La Mancha 2004 y también libros de relatos


  Nicolás del Hierro nos dice que su poesía siempre ha sido algo trágica, escrita y fundamentada en las raíces, en su tierra, y en el pensamiento de lo perdido. 
Los recuerdos me habitan con un trino/ de alondras y jilgueros,/ aves que imponen desde el alba/ su partitura de ilusiones. (Página 15)


Se canta lo que se pierde decía don Antonio Machado y Nicolás cobija su memoria  en la temática Tierra, raíz, origen, infancia, en definitiva en un pasado a veces duro pero siempre asido a la esperanza . 

En su manera de decir Nicolás hace hermoso todo lo que toca, ya desde la nostalgia, ya desde la crítica social, ya desde la reflexión o la poesía de pensamiento, nos ofrece siempre una poesía serena, suave , como de brisa (aunque a veces sea producto de tormentas) y es que Nicolás del Hierro es un poeta tranquilo, comedido, sencillo... 

El poeta Francisco Caro en el artículo publicado el 9 de noviembre en Lanzadigital  dice de él que:La mirada poética y humana de Nicolás nació y ha crecido a la altura de los hombres, del dolor de los hombres, y de su dignidad. Y es que este hombre, este poeta, esta voz, como  también dice Caro... ama lo rojo. Tiene por ello la misma querencia que los metales. Ama lo rojo porque la voz busca forja, porque busca la forma, la mano hacedora que la perfile y la someta.





Un poeta con la humildad de los que dudan, temen... y la grandeza de los que temen y dudan. Su poesía le nace siempre de dentro, del corazón, de las entrañas, de la necesidad de contar y cantar a la raíz y al hombre. Por eso cuando Nicolás envió a la Casa Maya de la Poesía los tres libros inéditos para que  ellos eligieran uno para su publicación, la Casa Maya de la Poesía decidió incluir los tres en un mismo tomo.
Hoy se despierta/ mucho más limpia la alborada,/ más favorable en luz;

En 2008 Nicolás a raíz de un grave problema cardiovascular comenzó a escribir  el último de los tres libros que componen este tomo  Premonición de la esperanza: Silencios abstractos (con el subtítulo de Versos del corazón) y nos dejó escrito: Se diría que no fuera a llegar / este momento, esta señal / donde Vallejo cifra lo absoluto:/ "hay golpes en la vida..."

La esperanza, siempre la esperanza, esa esperanza donde se refleja el arco iris, esa voz roja con todos los colores de un humanismo de concordia,  por más que   las sombras cerquen en ocasiones la vida, habita en Nicolás del  Hierro.




María Rosa Jaén: Mujeres en el umbral de la Historia

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Maria Rosa Jaén Moreno: Mujeres en el umbral de la historia






A finales de mayo del año que nos acaba de dejar,la tarde en la que vino Luis Alberto de Cuenca a presentar Romancero flamencomi último poemario publicado,  Maria Rosa Jaen Moreno me trajo su volumen Mujeres en el umbral de la historia, libro editado en 2005 por la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, del que nada sabía y le prometí leerlo con mucho interés ya que el tema de la mujer, tan olvidada siempre en la historia, tan a la sombra siempre del hombre, merecía dedicarle atención. He tardado tiempo en disfrutarlo, la poesía tiene la culpa y, finalmente, quiero reseñar aquí este valioso texto que reivindica a todas esas mujeres sombra con más luz muchas veces que muchos de los hombres que conforman la historia.


Luis Alberto de Cuenca en su prólogo  a las epístolas dedicadas a las mujeres que cruzaron el umbral de la historia dice: Si hay en el mundo una revolución pendiente, ésta es la de la mujer. Maria Rosa Jaén es muy consciente de ello, y ha aportado su granito de arena para situar a la mujer en el lugar que le corresponde. La verdad es que, más que una partícula elemental de materia arenosa, lo que María Rosa pone ante nuestros  ojos es una playa entera. Su colección de mujeres abarca varias épocas y se detiene en el siglo XVI. Nos consta que tiene pensado continuar, pero de momento se ha detenido ahí, en el umbral del renacimiento, transmitiéndonos su convicción de que la mujer medieval hispánica -cristiana, mora o judía- desempeñó un papel más importante que el que viene otorgándosele.


Dividido este volumen en tres grandes secciones,  Mujeres hispano árabes.  Trabajadoras medievales hispano judías y Algunas mujeres históricas y voces literarias, secciones que a su vez están conformadas por cartas o epístolas dirigidas a estas mujeres.
Mujeres como  las poetisas Hassana,   la más antigua (Elvira, Granada, principios del siglo IX), Hafsa y Umm, dos poetisas guadalajareñas (siglos X y XI) y  Nazhun bint al-Qalai (Granada, siglo XII), llamada la poetisa insolente.La juglaresa Gerena, de la que ni siquiera sabemos su nombre y que fue citada por Alfonso Baena en su "Cancionero".María Sarmiento a la que se podría considerar la primera poetisa mística por sus octavas de carácter religioso escritas en el siglo XV. Florencia Pinar de quien se dice la primera poetisa en castellano que participó en los juegos florales que se iniciaron a partir de 1485, en el Cancionero General de Hernando del Castillo, publicado en 1511, se recogen cuatro canciones y algunas otras atribuidas a Pinar y  en el Cancionero de Rennert se le atribuyen otras glosas.


Cito aquí. seguramente por pasión por la poesía, a mujeres poetas o poetisas, tanto da, pero Maria Rosa Jaén Moreno se dirige con el mismo fervor que a ellas, a mujeres astrónomas, maestras, siervas y princesas, campesinas y pastoras, regatonas y tenderas, hilanderas y moriscas tejedoras, artesanas y constructoras, mancebas y alcahuetas, viudas, tutoras, reinas... y os aseguro que es una delicia leer esta cartas que la autora de estas Mujeres en el umbral de la historia, ha escrito con gracia, afecto y  investigación exhaustiva que, seguramente, le habrá llevado años ( que yo sepa inició  su labor investigadora, sobre las mujeres españolas de los siglos X al XIX en 1992
), pero el resultado, este volumen que llega hasta el siglo XV, merece la pena.

María Rosa Jaén Moreno nos dice en la introducción: Difícil ha sido siempre para las mujeres, adentrarse en los distintos campos del saber y superar las desigualdades y trabas impuestas para realizar determinados oficios. En España, hasta la primera mitad del siglo XX,  los prejuicios han hecho que se considere siempre a la mujer con una función intrínsicamente femenina: dedicada a sus labores domésticas, cuidadora de padres, esposo, hijos y nietos, salvo excepciones y en determinados momentos históricos, cuestión aparte es la del abismo existente entre las clases sociales. El hecho evidente es que la enseñanza femenina ha sido siempre inferior a la masculina, sin olvidar que la coeducación es un tema bastante actual. Todo ello ha contribuido a la desconfianza en el propio ser femenino como persona apta para desenvolverse en actividades intelectuales o dentro de las esferas laborales específicamente masculinas.

Y no se puede estar más de acuerdo. Por mi parte recuerdo haber dedicado algunas entradas que tratan este tema que es  "sombra " sobre las mujeres.
Lamentablemente las mujeres, incluso en la actualidad, aún continúan, en muchos aspectos, a la sombra y sin embargo sabemos que la luz no es cosa de sexos y que del mismo modo alumbra, o no, tanto en hombres como en mujeres. Lean este libro amigos lectores, lean, disfruten con su lectura y reflexionen también.







Pedro A. González Moreno: El ruido de la savia Premio Nacional de Poesía "José Hierro"

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Pedro A.  González Moreno: El ruido de la savia

El Premio Nacional de Poesía José Hierro que convocó el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes en su XXIV edición fue para Pedro A. González Moreno (Calzada de Calatrava, Ciudad Real, 1960) por su obra El ruido de la Savia, libro que se alzó con el galardón sobre las 157 obras presentadas en total en esta edición de 2013. El poeta recogió el premio el 4 de diciembre de 2013 en un acto realizado en El Caserón con la participación de  los poetas Joaquín Benito de Lucas, Ángel García López y Antonio Hernández, miembros del jurado, y de Mar Escudero, concejala de Cultura del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes.

El salón a rebosar de público para escuchar al jurado y al poeta que dijo de este libro:lo mejor es la sensación que me deja de haber saldado una deuda con mi pasado, con mis raíces y con algunos de mis fantasmas más íntimos.   Fantasmas, raíces, savia  que en las dos primeras partes de las cinco que consta este poemario, aparecen , dando sentido a los versos de Eladio Cabañero que como cita de introducción y aclaratoria nos dicen: Pues quien no se comió los huesos propios, / las heredadas venas de los padres / como quien por agosto bebe agua, / no fue digno de nadie.

El poeta Pedro A. Glez Moreno con su hijo

Un homenaje, un ejercicio de memoria, para recordar que esos fantasmas del pasado, esas raíces que dieron lugar, gracias a la savia que las nutrió de vida primero y de poesía después, a otras ramas De mis antepasados / no aprendí grandes cosas, pero  heredé de ellos/ una extraña escritura / donde podía leerse / el filo de las hoces y el ruido de la savia. No heredó grandes cosas, pero el sujeto poético aprendió de ellos a agavillar los desengaños, y en el dejaron cauces / de  savia turbia donde se mezclaban / sombras de barro y luces  de quimeras. Poema tras poema el autor va recordando sus raíces: Arrieros, capataces, albañiles… y se pregunta: …Quién sabe /  si alguna vez  soñaron a escondidas / con escudos de armas. Pero su vida, nos cuenta, fue la aristocracia del cansancio. Nos habla de una estirpe que en barro y yeso dejó escrita su canción sin palabras.

Decía hace tiempo el poeta Francisco Caro, en relación a la poesía de Pedro A. González Moreno, que  es  poeta en el que la memoria de la vida precede siempre a lo vivido, donde vivir es solamente contar la luz que la memoria desprende. Una poesía de vida viva y de memoria viva, una poesía escrita con la materia de los sueños que no es otra cosa que la memoria, una memoria que es recuerdo absoluto, primigenio pues consciente o no vive en nosotros desde que nace y sin advertirlo, nos acompaña ya toda la vida.
Raices naufragadas, / larga alfombra a de huesos como polvo de espigas / que  todavía me alimentan. / Lenta y callada procesión de sombras / que vuelven a mis sueños cada noche / y a veces  me preguntan si su árbol / continúa creciendo.


Sus ramas todavía le acunan, le siguen dando sombra,  y recuerda que  la savia de aquel árbol puso un día en sus labios palabras para escribir el primer verso. Y gracias a la savia, a su ruido nutriente e invasor, a su sueño de música humilde, de herencia noble, de voluntad de construir, de crecer, fue surgiendo lenta, primero la canción no escrita, después la grafía y su leve murmullo  tarareando en los recuerdos, brotando entre las páginas , paginas que redimen fantasmas, raíces… y que hacen  que el poeta construya, con las palabras, lo más suyo, lo más íntimo, y lo construya para siempre, sin prisa y contra el miedoPorque el poeta siempre guarda en los armarios de la memoria, las palabras que un día, fueran ya hebras de claridad, sólida luz  en el poema escrito.



Lo que más me ha costado del libro, nos dijo Pedro A. González Moreno, ha sido estructurarlo, es decir organizar los temas para que las reflexiones metapoeticas se convirtiesen en el hilo conductor que le diese unidad general a la obra. Las tres partes finales del libro están dedicadas a esas reflexiones metapoéticas,  a esa Agua que sacia nuestra sed / e igual que un perro fiel nos lame / piadosamente las heridas.

Video sobre el jurado del Premio Nacional José Hierro

La palabra de Pedro A.González Moreno es precisa, elegante, rítmica, musical  y es que este poeta es de una gran perfección formal, cuida el lenguaje,  la palabra porque sabe bien que  la música del poema, de la poesía,   solo sonará bien  si se construye con  la única materia con la que elaborar la poesía. Con la sombra del árbol  donde creces, con la memoria  de sus raíces y  Con raíces y hojas, con hilo de adjetivos, con lenguaje, con palabras … y el temblor  de esas letras  que en el árbolfueron creciendo, conformándose, para hablarnos después en sus poemas.



Pedro A. González Morenoes licenciado en Literatura Hispánica y es profesor de Lengua y Literatura. En cuanto a poesía ha publicado: Señales de ceniza, con el que se alzó con el premio “Joaquín Benito de Lucas” (Col. Melibea, 1986); Pentagrama para escribir silencios, (accésit del premio Adonáis), Rialp, 1987; El desván sumergido (premio “Villa de Madrid- Francisco de Quevedo), Libertarias, 1999; Calendario de sombras (premio “Tiflos”), Visor, 2005, y Anaqueles sin dueño (Premio “Alfons el Magnánim-2010), Hiperión, 2010. Además de una antología en la que se recoge parte de su poesía La erosión y sus formas(Antología 1986-2006), Vitruvio, 2007.

En cuanto al ensayo, es autor del libro Aproximación a la poesía manchega. Y en la narrativa ha publicado Los puentes rotos (IX Premio “Rio Manzanares de novela”), Calambur, 2007, y el libro de viajes, que es mucho más que un libro de viajes, Más allá de la llanura, publicado por la Biblioteca de Autores Manchegos y reeditado en 2013.


Antonio Hernández, Pedro A. Glez Moreno, Joaquín Benito de Lucas, Manuel López Azorín , Francisco Caro y Rafael Soler.



El ruido de la savia ha sido publicado en la Colección Literaria Universidad Popular del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes.

Antonio Hernandez pasa la barrera de los 70

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Memoria poética:Antonio Hernándezpasa la barrera de los 70 años 

Quiero felicitarle con esta entrada y un poema en el que, de manera apocrifa, le habla a un amigo que no es otro que el que esto escribe.



Antonio Hernández Ramírez (Arcos de la Frontera 1943, Cadiz) es poeta, novelista y ensayista.  Hoy 28 de enero de 2014 cumple 71 años  y quiero felicitarle con este poema que incluí en mi libro Sólo la luz alumbra, y que tiene como protagonista a Antonio, en el recuerdo de una charla que mantuvimos caminando por el Paseo de Recoletos hace ya unos cuantos años. Aquel recuerdo me llevó a escribir este poema  en el que, de manera apócrifa, hago hablar al poeta y, en él, la metapoesía le recorre, me recorre , y nos alumbra como si un relámpago de luz  hubiera caminado junto a ambos por este Paseo madrileño.  El  poema lo titulé

EL  POETA  DE  ARCOS  HABLA CON UN

AMIGO EN  EL  PASEO  DE RECOLETOS.
                                                               
Tendrás que preguntarte al escribir 
si acaso alguna vez
"vendrá la luz con su misterio"
a dejar su fulgor sobre el poema
alumbrando poética o poéticas,
que no sólo de pan se sacia el hombre
y el estilo no está en ser homogéneo
o diversificado.

         (No se pueden negar las caras de la luna
          por más que se pretenda.
                                                      El ideal
          es sólo teoría de aquello que queremos,
          un único fragmento del deseo,
          mas no de lo que somos.
          "Por tanto somos uno y diverso.")

En ti debe existir una respiración,
poema tras poema, libro a libro,
que sepa a ti y a ti el sabor recuerde,
diverso o uniforme,
a ese guiso especial que, de la madre,
nos llega en el olor de la memoria.
La memoria es la"cuna de la noche del canto"
y recuerda que "nunca fuimos más
que cuando fuimos niños,"

Si te planteas esto y te decides 
a escribir, libremente
o con preocupación formal, no olvides,
al margen de temáticas, o anímicos estados,
que aquello que cocines
tenga siempre el sabor del guiso de la madre.

No hay más explicaciones,
si acaso recordarte a Goethe
que sabiamente dijo: "Gris, querido amigo,
es toda teoría  y verde es el dorado
árbol de la existencia."

He hundido mis raíces
     ("pues sólo el hombre 
     escribe y se pregunta
     sobre el mundo y su origen")
en versos de memoria y testimonio.

Para más claridad que la declaración 
de unos principios  líricos,
te diré que recuerdes a Novalis
cuando dijo que: "el hombre
puede convertirse en llama parlante."

Si alguna vez viniera la luz con su misterio…
entenderás, por fin
"que escribir es amar
sin amor que te bese."

Hollé el mundo amoroso, el auroral,
en un mar que era tarde con campanas.
Oveja negra fui de un mundo agónico,
y reivindicativo.

Y luego, existencial y reflexivo e íntimo,
seguí siempre buscando "la luz con su misterio,"
esa sagrada forma que da vida
a través de la vida, y el amor, y el recuerdo.

Si escuchas que te dicen, como a mí me dijeron, 
que eres voz de finura y transparencia,
y que "como el cristal y como el aire
tus palabras resuenan  prodigiosas,"
si te hablaran de la patria de Rilke
no dejes de acordarte
que "nunca fuimos más  que cuando fuimos niños."
Si dicen que cultivas
"memoria de la infancia, la emoción, el lirismo,
con sentido del ritmo y con lujo verbal…"
haz lo mismo que yo:
pregúntate tan sólo si algún día vendrá
"la luz con su muestrario"

         ("comulgo que canté y dejé vestido
         el aire de mi infancia.
         Nada de lo que muere deja olvido.")

y, mientras tanto, escribe, escribe y 
busca,
la llama de la luz
y si te alumbra, entonces,
"la creación se habrá puesto de celo"
y ya serás poeta. 

Manuel López Azorín

Del libro:Sólo la luz alumbra


Toda su obra ha sido publicada por Calambur en dos volúmenes con el título de Insurgencias (Poesía1965-2007). Tras publicar en Calambur su obra completa, esta misma editorial ha editado  un nuevo  poemario de Antonio Hernándeztitulado Nueva York después de muerto



Recuerdo que un día, en su casa, me leyó algunos fragmentos de este poemario que nació  de una idea que tenía el poeta Luis Rosales (Su título es el del proyecto sobre una trilogía con la que el poeta granadino quería cerrar su obra, idea que quedó truncada al morir) Pepe Hierro me comentaba a menudo que el poeta suele, en muchas ocasiones, tomar prestadas las voces de los demás para escribir algín poemaRainer María Rilke  decía algo parecido: que el poeta es un cazador de voces y Antonio Hernández, en  Nueva York después de muerto, toma de manera apócrifa las voces de Rosales y de Lorcapara rendirles homenaje  con Nueva York  de fondo.

Nueva York se convierte en este libro de Antonio Hernández en   nexo que  une, funde,  a los dos poetas ahora en la gran ciudad que sirvió para que Lorca escribiera su magnífico libro surrealista y metafórico, con el pensamiento, la idea de Luis Rosales de situar allí  su trilogía.

Así pues Antonio Hernández toma 
el testigo de una idea del maestro 
Rosales y se convierte en el legítimo heredero de aquella idea organizando el libro como una trilogía también. Libro en el que Antonio mezcla la ironía con la emoción y como si se tratara de el alumno preferido de los maestros a los que rinde homenaje porque siente gran admiración por ellos, les cede la palabra y son ellos los que, con sus voces apócrifas,  nos hablan de poesía y de moral, de conciencia ética y de estética.

Antonio ha publicado unos quince poemarios de los que destaco El mar es una tarde con campanas. Lente de agua. Campo lunario. Indumentaria. Compás errante. Con tres heridas yo. Diezmo de madrugada. Homo loquens. Oveja negra. Sagrada forma. Habitación en Arcos. El mundo entero. A palo seco…Como novelista  ha recibido el Premio Andalucía de Novela, destaco las novelas Sangrefría y Vestidad de novia. También ha recibido el Premio de las Letras Andaluzas. Como ensayista  ha publicado La poética de los 50, una promoción desheredada
Algunos de sus libros han sido traducidos a otros idiomas (árabe, italiano, francés, catalán, portugués, etc.). Su obra es objeto de estudio en diversas instituciones internacionales de prestigio, como la Universidad Athens de Estados Unidos.

Entre otros, ha recibido el Premio Adonais , elMiguel Hernández, el  Vicente Aleixandre, el Tiflos, el Premio Jaime Gil de Biedmay en 1980 fue reconocido con el Premio del Centenario del Círculo de Bellas Artes de Madrid , que recibió de manos del rey Juan Carlos I. Ha recibido también el Premio Nacional de la Crítica (1994) En 1999 el ayuntamiento de su localidad natal le otorgó el título de Hijo Predilecto.


Cuando presentó su obra completa en el Instituto Cervantes de Madrid  escribí en este blog lo siguiente:

El miércoles 22 de septiembre de 2010 tuvo lugar la presentación de la obra poética, hasta la fecha, de Antonio Hernández. El lugar, como bien dijo Carmen Cafarell en la presentación del acto, La Casa de la Palabra es decir, el Instituto Cervantes que, en pleno centro de Madrid y con un leve, todavía, gesto de valores al alza o a la baja en las cariátides de su singular edificio, acogió en su salón de actos al poeta de Arcos, al editor Emilio Torné, a dos personajes públicos, la que fue Ministra de Cultura Carmen Calvo, hoy presidenta de la Fundación Vicente Núñez, y el machadiano e impresentable, en el sentido de no necesitar presentación por ser conocido de todos, como dijo el editor durante su intervención, Alfonso Guerra, dos personajes que no ejercieron de políticos , que supieron estar en el lugar preciso para hablar, y se notó que era así, de algo que vivían, que sentían, como buenos lectores, en este caso, de poesía.

Una aventura , en fin, que diría Claudio Rodríguez, poética intensa, que nos lleva por un Antonio Hernández que es uno y diverso, con una obra donde el poeta ,con sentimiento y con pensamiento, mira al pasado (se canta lo que se pierde nos decía D. Antonio Machado, uno de los referentes del poeta de Arcos), mira a la infancia, mira al tiempo hacia dentro, habla del paisaje, del amor y de la muerte, contempla, reflexiona, lo hace con intimismo, se compromete, protesta y, con pasión y con melancolía, nos ofrece una lírica absolutamente personal, con un riquísimo léxico, de la tierra, universal y propio. 


Su poesía es de contemplación con sentimiento de pérdida. En ella, pasado, y paisaje llegan al poema, que es memoria viva que viene de lejos, del tiempo de la infancia, del tiempo del sur, para mirar al mañana: al sur siempre está la mañana Antonio Hernández, que va desde el presente al pasado a través del recuerdo, que camina con la esperanza de un mañana no donde ganarse el cielo sino donde vuele en paz la ceniza en el olvido, nos ofrece en esta obra lo popular y lo clásico, las estrofas de siempre y versos blancos y libres y, en todo, un ritmo, una cadencia, que nos conduce hacia la música del alma donde vive tanto la elegía como el sueño, la participación y la celebración.


Antonio Hernández (con sombrero) junto a Pedro A. González Moreno Joaquín Benito de Lucas, Manuel López Azorín, Francisco Caro y Rafael Soler en diciembre de 2013.

En diciembre nos vimos, Antonio llegó son su sombrero de fieltro, esplédido a sus 70 años todavía,  acompañado de Mari Luz, a la entrega del Premio José Hierro de Poesía que esta edición a obtenido el poeta Pedro A. González Moreno. Fue en el edificio de El Caserón del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes. Antonio forma parte del jurado de este Premio junto con Joaquín Benito de Lucas y Ángel García López, que también acudieron a la entrega del galardón. Además de los citados, también están en el jurado Pureza Canelo y mi querido Pablo García Baena. 

Pasar la barrera de los 70 años también debe ser motivo de 
celebración y de felicitación al poeta amigo que es Antonio Hernández. 






Beatriz Villacañas: "La gravedad de la manzana"

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Beatriz Villacañas:  La gravedad y la manzana




Beatriz Villacañas llegó con su poemario La gravedad de la manzana, publicado por mi paisano Juan Pastor en su colección Devenir, Madrid 2011,un poemario que me dedicó, “en la amistad, en la poesía”, durante un encuentro de poetas que celebramos todos los años durante el verano en Sigúenza,  gracias a la generosa hospitalidad  de la Fundación Al Aissiya.

Beatriz Villacañas, que es doctora en filología y profesora en la Universidad Complutense de Madrid, nos dice en el primer poema de este libro, el que nos abre la puerta a su lectura: Somos la gravedad,/manzana eterna,/podredumbre con sed de poderío,/la tentación de luz en la caverna/  con un alma flotando en el vacío.

Beatriz Villacañas, que en calidad de poeta y académica ha sido figura invitada en congresos nacionales e internacionales, es miembro de la Real Academia de Bellas Artes  y Ciencias Históricas de Toledo. Hija del poeta Juan Antonio Villacañas, dejó escrito en un estudio sobre su padre que la poesía es conocimiento revelado: Y es revelado, nos dice,  porque  La poesía no se dosifica en etapas de aprendizaje: se revela toda entera, es epifanía. La Poesía no explica el mundo, da fe de su misterio. La más hermosa paradoja es que, cuando la palabra se acerca al misterio, se puede producir un destello de conocimiento, la epifanía que nos muestra que todo lo revelado proviene de un secreto original. 

En La gravedad de la manzana, título claramente newtoniano, con destellos de física y destellos bíblicos donde  razón y sentimiento se funden a la búsqueda del lenguaje que celebre el misteriocreativo de lo inexplicable.  Este poema lo dedica a su padre: Qué nueva identidad me dio tu muerte / qué nuevo amor con el que hablo contigo, / me dio un lenguaje libre de palabras / y un infinito amigo.

La poesía le revela a esta poeta que escribir, no importa qué y cómo se le llame a lo escrito, es comer el fruto… y la manzana siempre nueva del ser y su secreto / será alimento vivo de todas las historias / y de todos los hombres / y de un solo camino. Y la poesía, que es una y diversa, entra en las páginas de este poemario para indagar en el misterio de lo inexplicable y en el de nuestra realidad de humana. Páginas  donde el pensamiento, la idea, el concepto y, por decirlo como Unamuno, el corazón, la emoción, nos ofrece lenguaje antes que nada, palabra, verbo, como misterio, como milagro inexplicable,  ya que  crea al tiempo que recrea mientras sufre y goza, explora y busca, se desespera y encuentra, destruye y ama: La evolución atada a nuestros pasos/ la pisada inaudible en el espacio que nos sujeta al suelo, / con la verdad de Newton / llena de gravedad y sabor a manzana / de algún desconocido paraíso. La metafísica del alma, dijo mi amigo el poeta Antonio Hernández , es la poesía,

Y mientras marchamos a la búsqueda del misterio que para Beatriz Villacañas parece hallarse en la epifanía, es decir en la manifestación o revelación, en este caso, de la palabra, vivimos, sentimos, pensamos, buscamos la palabra, que es el tiempo ilimitado, la jacilla del verbo el reflejo de la idea, significante, fiel significado.


Con la palabra, con el lenguaje, antes que nada, vive, siente, piensa el poeta: Vivir es un aprendizaje de refugios. Con la palabra  duda el poeta: La duda es un cuenco divinamente fisurado. Con la palabra ama el poeta por más que: El amor siempre (pueda) con  nuestras definiciones. La palabra, el lenguaje, nos mata y nos da vida: Cada descubrimiento  alimenta un enigma nuevo. Indagar en la palabra es como buscar el  principio, la raíz,  el origen, es caminar sobre la palabra para tratar de llegar  a ese inicio que es punto de partida y al tiempo llegada. Es como recorrer la rueda del tiempo, la manzana del tiempo que ciclo tras ciclo nos ofrece la naturaleza en redondez: nacer, crecer, morir  y renacer.  A  través del pensamiento, de la idea, de la palabra: La poesía es un arma de seducción voraz,  crea y recrea el poeta  cuando escribe y. como en un círculo sin fin, sale de si para regresar  o busca el origen para salir mientras rueda y rueda aferrándose a la duda mientras se salva/ y (se) mantiene a flote.


La metafísica, su misterio, está en lo que sentimos y pensamos, en lo que vemos y tocamos, y este misterio nos coloca, a través de los sentidos, a través de una palpable realidad, en otra realidad, la poética, esa que tras el instante creativo, tras la palabra escrita, nos llega como un regalo que sorprende y asombra y , por ello, nos invita a nuevas reflexiones y eso suele suceder, escribí yo hace tiempo, “Cuando en la soledad de lo más hondo / llega mi voz a mí para contarme / lo que no sabe nadie (ni yo mismo) /, escucho los idiomas / unas lenguas con códigos secretos que descifro / y una fiebre de miel me florece palabras / desde el núcleo más intimo.”


La gravedad, ley física universal,  es  aquí símbolo de las servidumbres, nos dice la autora,  que nos atan al suelo y la manzana, símbolo del pecado original, de la tentación y la belleza. Así pues las palabras  "gravedad y manzana" son empleadas en este poemario como realidad y simbología. En fin, como dije más arriba, la Poesía que es una y diversa, en toda su unidad y en toda su diversidad, nos ofrece siempre su inexplicable y misterioso milagro. Lo diré con estos versos que escribí hace tiempo: “Es, tal vez, el milagro que nos vive por dentro / y que un día se eleva en la luz, como espuma, / hacia quién  sabe dónde, qué lugar y qué tiempo”

Mi queridísimo Claudio Rodríguez solía decir que la poesía, que se hacía con lenguaje, también era comunión, en el sentido  de unión  o contacto entre  personas o cosas que es una de sus definiciones. Yo quiero concluir  con este poema de la página 55 de La gravedad de la manzana  que la autora ha titulado Comunión, un hermoso poema de amor para encontrar la luz de la poesía, para que ésta se nos revele y nos abrace con su inexplicable misterio.


Comunión

Ábreme en el poema,
deshoja la palabra
arrancando sus pétalos.

Deja caer mi aroma
al vacío de tus pies.

Magdalena yo, 
ungiéndote
con la flor de mis besos.

Beatriz Villacañas ha publicado los siguientes poemarios: Jazz, 1991. Allegra Byron, 1993.  El silencio está lleno de nombres , Premio Internacional Ciudad de Toledo, 1996. Dublín, Premio Internacional Eugenio de Nora, 2001. El ángel y la física, 2005…Este La gravedad y la manzana. 

Y mientras termino esta entrada  Beatriz Villacañas anda con otro nuevo libro que le publica Pablo Méndez en su Edicones  Vitruvio y que Beatriz ha titulado Testigos del asombro. Habrá que leerlo ya que la metapoesía (al menos en el breve poema que nos muestra la autora) parece andar presente en estos testigos: AQUÍ LA ROSA:/ UN MISTERIO VISIBLE / EN CADA HOJA. 



Testigos del asombro que se presenta el próximo día 13 de febrero en el Café Comercial de Madrid y que contará con la intervención de mi querido amigo el poeta Luis Alberto de Cuenca, un libro de haikús del que según dicen "mantiene en todos los poemas esa ilimitada sensibilidad por la naturaleza, su movimiento y también su eterno canto" 


Beatriz Villacañas También ha  escrito ensayo y narrativa y, entre otros, ha publicado La poesía de Juan Antonio Villacañas: Argumentos de una biografía, 2003. Literatura Irlandesa, 2007.  Juan Antonio Villacañas: Selected Poems, edición bilingüe español-inglés ( Traducción de Michael  Smith y Beatriz Villacañas) Reino Unido, 2009.






Domingo Nicolás: Malola, y otros libros

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Domingo Nicolás: Malola, y otros libros



Domingo Nicolás me llegó a través  de Joaquín Benito de Lucas en forma de  poemario titulado Gadea que fue Premio Rafael Morales 2008 y que se publicó en  la Colección Melibea de Talavera de la Reina. Tras leerlo preparé una entrada en este blog en el que entre otras cosas decía:  Domingo Nicolás es un paisano mío (nació en Murcia en 1937) residente en Almería al que, personalmente, no conozco aunque sé de él, entre otras cosas porque está (o ha estado, no sé ahora) a cargo de la revista BUXIA, arte y pensamiento en la que participé en un número, el 5, en 2007 íntegramente dedicado al poeta de Rota (Cádiz) Ángel García López con un artículo sobre su poesía en general y, en particular, sobre un libro suyo titulado Trasmundo que, en su momento, cuando Ángel me lo regaló, me interesó muchísimo.

Y más adelante y sobre Gadeacomentaba yo: Gadea, tras leerlo, me ha sorprendido gratamente porque como dice mi amigo y compañero Antonio Hernández, cada verso suyo es una sorpresa de hoy y de mañana porque sus poemas son -lo dice Domingo Nicolás- Una conversación de profundo recorrido sobre lo que en la vida va pasando y te cruzas, y que en uno u otro sentido te estimula...


Esto sucedía en septiembre del el año 2009.Tiempo después, recibí una llamada telefónica de Domingo Nicolás agradeciéndome la entrada y los comentarios sobre él y su Gadea. Y al tiempo que entablábamos contacto para sucesivas ocasiones me prometió enviarme unos libros suyos. Libros que fui recibiendo y que fueron, por orden de publicación: Soledad del espejo (1999), Los espacios del tiempo (2011), Del camino y el vuelo (2011) y, finalmente, una reedición de Malola(2013), libro que el autor escribió entre 1969 y y que se publicó por primera vez en Almería en 1976.


A partir de recibir Malola,fui leyendo cada uno de estos poemarios y fui, al tiempo, tomando notas sobre ellos. Ahora trato de trasladar esas notas a esta entrada para hablar de este poeta murciano afincado en Almería y de los libros que me fueron llegando. Y voy a comenzar por el último recibido porque su lectura me ha impresionado tanto que me permito ir en sentido inverso (aunque a decir verdad, al ser una reedición y ya que este libro en su primera publicación data de 1976,  creo no alterar para nada el orden cronológico.)




Domingo Nicolás comenzó un diálogo lírico-emocional con Malola, su segunda hija, hija que se le fue de la vida con tres años de edad y fue tan grande su dolor, tan alto su vuelo  –como bien dice en el prólogo José Antonio Sáez– que aún anda tras sus alillas con fervor de padre llagado, con devoción irrenunciable, con esa herida permanente que llevará hasta su último aliento, donde habrá de acudir a sus labios, por enésima y última vez, el nombre del ángel arrebatado.

Malola es la obra de un amor conmovedor, el amor a una hija que en plena infancia abandona a los padres dejando a éstos en  un interminable y dolorido sentir; pero amar es ofrecer y en este poema Domingo Nicolás derrocha ofrecimiento amoroso y una enorme  ternura en un hermoso canto de pérdida que es un vuelo pleno de lirismo, de imágenes, de metáforas  que nos ponen alas a los que lo leemos  porque tiene la luz en las palabras y la emoción en sus significados.


José Antonio Sáez continúa diciéndonos en el prólogo: Y ello se lo debemos a este libro en que Domingo Nicolás acudió a la llamada de su hijita de tres años para revelarnos el sentido de sus palabras impronunciables e incomprensibles, de sus juegos y travesuras con la gracia del ángel distraído que la custodiaba.  Pues Malola nos devuelve no sólo a la edad de la inocencia y la ternura que se derrama generosa en los textos de este libro, sino también a lo mejor de nosotros mismos, de nuestras emociones y sentimientos más dignos y auténticos.

Domingo Nicolás, en su libro Los espacios del tiempo,  utiliza la poesí­a como instrumento por el que pasear las diferentes fases de la vida: infancia, juventud,  madurez, vejez…Estaciones a través de la palabra poética Domingo Nicolásviaja por las diferentes etapas de la vida (su vida) Esa vida que conforma su experiencia vital, esas  etapas a las que todo ser humano tiene que enfrentarse. En este libro, Domingo Nicolás aborda el  soneto y lo hace de tal modo que lleva al lector a viajar, de tal modo que el viaje-lectura se convierte no sólo en el viaje de su vida sino que también se hace, en ocasiones,  el viaje de nuestra vida

El poeta Domingo Nicolás muestra lo esencial, lo permanente, en Del Cántico y el vuelo, un poemario de haikús, y también otros estilos de versificación, todos ellos  con musicalidad, ritmo, lirismo  y eso que solemos llamar difícil sencillez para ofrecernos un discurso poético que, según nos dice el poeta en el Pórtico de este libro, debe aspirar la voz poética, sin desaliento, frente a la infalible limitación de la palabra. Reducido pues  a la esencia, en el haiku, despojada de toda decoración,  la palabra en tres versos de 5-7-5, bastan y sobran, como le sucede a nuestra octosilábica soleá, para expresarnos,  para revelarnos, todo lo que contiene  la vida.
Del cántico y el vuelo es un poemario gozoso y como en nuestra tradición poética se da más la elegía que lo hímnico, uno recuerda inmediatamente al poeta Jorge Guillén al tiempo que recuerda también la gozosa, sensorial, litúrgica y hermosa poesía de Pablo García Baena; pero en Domingo Nicolás se percibe también el tema de la soledad, así pues gozo y soledad en este Del cántico y el vuelo.



Soledad del espejo es un poemario de exaltación de la naturaleza con sus cuatro elementos, es también de tristeza desoladora, de música callada, que nos ofrece  su cosmovisión de la vida, su misterio y su luz.
El valle de Bajo Andares (también llamado Valle de Pechina), al pie de la sierra Alamilla y cercano a Almería capital, es un oasis que le ofrece al poeta el alimento creativo, anímico y emocional: Como la luz, /– dormida en la página del tiempo–,/ el eco, la palabra / en la unidad cautiva …
En él nos muestra, a través de esa: Razón anunciadora sea / que hiera / de voz la fértil lámina… / o pábilo al enigma, / – claridad sonora / del verbo– la palabra. 

Nos muestra digo Domingo Nicolás su visión melancólica, herida y plena de nostalgia de un mundo en el que emergen los deseos y las emocionesen una mirada de la existencia  llena de melancolía, el ser en el espejo y el ser que lo contempla y no se reconocen a sí mismos en un poemario de intensidades que el poeta ha dividido en cuatro secciones

Al hacer de la luz:En ella asistimos al nacimiento de la naturaleza a través  la luz ( Es la luz un esbelto caballo por el viento /  que gime hasta cegar la llama),  el agua  (El agua es obediencia  y se reúne / si del abismo exhala),   el barro (En su razón dispersa /  de oscuridad, – aún múltiple – , / era ya la cerámica),  el aire…,  y nos ofrece hermosas imágenes de su cosmovisión del mundo: …Un árbol hay, / una paloma o claridad creciente / en el árbol sutil de la mañana.

La segunda sección Razón de la palabra,:Hacia el cáliz, convexa / y germinal, / telúrica de hechura, / viaja la luz. Y la palabra se convierte en vuelo de luz para mostrarnos el idioma del amor en  la caligrafía de las emociones. En Busco tu rostro, la tercera, regresa  a sí mismo y a sus inquietudes, vuelve a su historia, para añorar le pasado, la ausencia, el  tiempo perdido, la memoria…Y así he permanecido / hasta intuir  la libertad perdida / para siempre.

Con, la última de las secciones, Punto de partida, donde la reflexión y la nostalgia por el paso del tiempo se abrazan a las sombras del pasado y en un vuelo a contraluz se pregunta en su final: De alas carece… ¿Es eco / débil, noche o es sombra, / germinal en sí misma la palabra? 

Vuelo, en fin,  de altura casi mística en ocasiones, esteSoledad del espejo, siempre a la búsqueda del misterio de la luz y de la palabra.Domingo Nicolás viaja, como dije al principio,  por las diferentes etapas de la vida y nos ofrece en su poesía esa vida que conforma su experiencia, su realidad vital, trastocada ya en realidad poética, en poesía.





Luis Martínez de Mingo: Ni sombra de lo que fui

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El pasado 8 de este mes de febrero se presentó, en el Centro Cultral Blas de Otero, el poemario  Ni sombra de lo que fui de Luis Martínez de Mingo, editado por Eirene Editorial. E ste profesor, catedrático de Literatura que comenzó escribiendo poesía, tras publicar dos poemarios en 1978 y 1985, se ha dedicado durante los últimos casi treinta años a la narrativa y al ensayo. Su labor como escritor abarca unos doce libros  entre los que destacan una novela, El perro de Dostoieski, que fue finalista del Premio Nadal, el ensayo Miedo y literatura y cuatro ediciones de  cuentos o relatos cortos recogidos en Bestiario del corazón. Luis Martínez de Mingo, sin embargo, ha seguido escribiendo poesía aunque no haya publicado y Eirene Editorial ha querido rescatar, con Ni sombra de lo que fui, al poeta que siempre ha llevado dentro.
Allí estuvimos para acompañarle  el magnifico Ramón Irigoyen y yo, junto al numeroso público que acudió a la cita.



Ramón Irigoyen, siempre en su linea tan única y personal, ha escrito una crónica sobre la presentación de este poemario publicada en Diario de Navarra el lunes 17 de este mes de febrero de 2014. En él, entre otras cosas, nos dice: López Azorín es autor del prólogo de Ni sombra de lo que fui y nos cuenta los inicios de Martinez de Mingo como poeta (...) y disecciona el libro que estamos presentando con un bisturí tan certero que el mismísimo doctor Gregorio Marañón, contagiado por la pericia quirúrgica de López Azorín, pide a gritos en su tumba que un ángel le traiga del cielo un quirófano. En la sala del Centro Cultural Blas de Otero se oye la voz imperiosa de Marañon que, como todos los cirujanos fallecidos, tiene mono de rajar a alguien, y todos los asistentes - la sala estaba abarrotada de público -  no comprendemos la lentitud del ángel exterminador a la hora de servirle al doctor Marañón el berbiquí que está reclamando. Yo mismo, animado por la vivisección crítica de López Azorín, comienzo a anhelar el momento casi inminente en que tendré que intervenir para recomendarle al público que lea el excelente poemario Ni sombra de lo que fui. Lo dicho, único y personal este escritor, poeta, traductor, experto en en griego antiguo y moderno y traductor al español, fantástico, de la poesía de Cavafis.


Os dejo aquí el prólogo de este poemario y un poema del libro como aperitivo para aquellos que se interesen por su lectura. Lectura que el autor hará nuevamente, ahora en Logroño, el próximo día 7 de marzo. 

Ni sombra de lo que fui: "Todo pasa y todo queda"





Se dice que el poeta que lo fue, lo será para siempre. Luis Martínez de Mingo ya publicó un primer libro en 1978, y otro en 1985 Habiéndose dedicado durante casi treinta años a la narrativa, el ensayo y el cuento, aun con intermitencias temporales, nunca ha abandonado la poesía y de vez en vez  ha seguido escribiendo sin publicar este género, el poético, que según muchos escritores es considerado como la matriz  de la literatura. Tras este largo silencio nos llega ahora con un nuevo poemario  Ni sombra de lo que fui,nos hace recordar a Quevedo: Soy un fue y un será y un es cansado.


La poesía de pensamiento, en este libro, nos devuelve al poeta, gran conocedor del lenguaje, porque para que haya poesía tiene que haber lenguaje, ya lo decía Claudio Rodríguez: la poesía es 
lenguaje. Por otra parte Heidegger escribió: El habla(el lenguaje) es la casa del ser porque el lenguaje acontece en el ser y en Ni sombra de lo que fui su autor quiere  referirse a una de las grandes imposturas de la Cultura Occidental, el verbo ser.El ser, un vacío porque no es más que pensamiento, que nos dijo OrtegaLa filosofía moderna  parece ignorar el ser y ya no se pregunta por su sentido  (pregunta que  motivó el nacimiento de la filosofía griega) Se dice que: el concepto de ser es el más universal y vacío. Los antiguos filósofos chinos desarrollaron posiciones acerca del ser. Ya Lao Zi en el siglo VI a.C. hace la distinción entre ser y no ser y más tarde las escuelas neo taoístas  harán prevalecer el no ser sobre el ser. Según Wang Bi, el no ser se identifica con el Tao, por lo que se lo considera el origen de todas las cosas, en particular el ser. 

Por los  años en que nuestro poeta publicó su poesía, poco a poco fue surgiendo una nueva sensibilidad lírica, algunos rasgos fueron la recuperación   de ciertos poetas anteriores a los novísimos como Jaime Gil de Biedma, se introdujo de nuevo el humor, la parodia y el gusto por la expresión de lo íntimo y de lo individual.
 Cauces del engaño (Ámbito Literario, Barcelona, 1978) que fue su primer poemario, es el libro de un poeta, entonces, joven y rebelde, que nos ofrece una muestra de belleza "a pesar de": vienen los coches mansos como el humo/ y las personas incesantes,/ me son – /hoy más – ajenas, así como los tiestos / ¿cómo podría estar en esta plaza / si no hace apenas la he visto/ y entre el espacio de la mano y el fuego/ han vuelto con anchos almacenes de luz/ los pasos derramados como renglones,/ sus formas, amarillas aún, aspirándonos/ los recodos del colegio/ con las paredes escurridas de horchata?

La poesía, en el tiempo en que publicó Luis Martínezde Mingo su primer libro, andaba abandonando  a los novísimos y éstos buscando nuevas formulas de expresión. Convivían entonces los metapoéticos, metafísicos, los poetas urbanos, los experimentales, los  decadentes  venecianos, los poetas de tradición clásica, los independientes y los que combinaban lo culto con la tradición popular, el realismo y la poesía  de lenguaje. Aquellos  poetas pretendían expresar experiencias personales que pudiesen ser comunes a las de los lectores. Para ello  emplearon unas referencias y un lenguaje que para poetas y lectores, resultaban comunes dentro de la cultura de masas de la sociedad del momento.

Su segundo libro Anacrónica y Fidel (Antrophos, Barcelona, 1985) fue  un poemario  que abarcó casi cinco años de poesía de Luis Martínez de Mingo,  un autor marginal en su papel de urbanita de una ciudad grande, siempre rebelde al tiempo que tierno,  ya con madurez elaboró un poemario con resonancias culturales, un libro vitalista, hasta  apuntar la fuerza de la incultura – en el mejor sentido derivado de contracultura –  como un valor perdido, según nos cuenta su contraportada. En  Anacrónica y Fidel ya definió la poesía como: un dialogo de máscaras y muerte. 


Ni sombra de lo que fui  llegapara  mostrarnos  que el poeta que fue continúa en él y nos ofrece  en él distintos tratamientosque van desde lo tradicional y clásico hasta el llamado verso libre. Un libro con tres  apartados o “tempos” y tres temáticas que aparentemente nada tienen que ver ni en la forma ni en el fondo; pero, en mi opinión sólo aparentemente. Es el resultado de una relación intensa pero inconstante con la poesía; de amante, no de marido, y en cada uno de sus apartados se impone un tema, que es el que marca la deriva del "tempo".

Ni sombra de lo que fui, está dividido en secciones con títulos clarificadores: -El Tiempo, las Máscaras.  - La Muerte, la caída de la máscara y  El Tao, contra la Máscara y las máscaras. Un poemario donde el tiempo del autor nos lo muestra con su experiencia vivida y sentida a cara descubierta, sin máscara alguna o si acaso, el antifaz del fingimiento que usaba Fernando Pessoa cuando nos dijo: Finge tan completamente / que hasta finge que es dolor / el dolor que en verdad siente.
 
En los sonetos del primer “tempo”  nos llega con amor y hasta con “amour fou”, pero imponiéndose el filtro del humor en distintos grados y con predominio de la ironía, una ironía que hace  que el poema proponga guiños y se desdoble como en “Los poros y los posos”: (No me mueve mujer para quererte / el seno que me tienes prometido / ni me alucina tanto el vellocino / para dejar por ello de perderte.)

En la segunda parte, con poemas de verso libre,  no hay lugar para el humor. El poeta habla con su madre, en dura agonía, y aquí no caben apenas metáforas: (no iban con ella ni las perífrasis ni las retóricas. / Era una mujer de tierra) lo que leemos es un dialogo descarnado donde no se evitan ni los reproches: (Ni me ayudaste en la larga travesía del divorcio / ni aceptaste nunca otra mujer que la legítima. / Tampoco confiaste mucho en mí / en todo lo que escapase de tu entorno.) Un diálogo dominado por el dolor y nunca por el sentimentalismo: (Me tuve pues que  inventar más allá del cerco del escorpión. / Eso es lo que ahora me permite hablarte del perímetro de la soledad,)Así nos presenta el autor, en un diálogo abierto con la madre, esta segunda sección.





La filosofía budista, escuela del Zen, el Tao… en una serie de breves poemas, en la última de las secciones de este libro, es un intento de cuestionamiento metafísico  a través del Tao, indefinible e inabarcable: (Lao Zi: El TAO que puede expresarse con palabras, no es el TAO).  Y Luis Martínez de Mingo nos dice:El Tao también es un más que probable / amanecer en la orilla del día, / una esperanza sin más fundamento / que la de estar vivo  (…) El Tao es más que el aliento. / El Tao es tomar conciencia del aliento.  (…)  Bien mirado, el Tao es la excusa / para no dejarse caer amorfo como un trapo / en algún atardecer de camposanto.



Un Tao muy particular desde la mirada de un poeta que se dice materialista, que fue marginal y rebelde, que resulta maldito e inocente, tierno y vital y que nunca le basta con lo que alcanzan los sentidos. Como de ahí nace la angustia, el Tao siempre será la aspiración aunque a veces sólo queden elipses mentales, por eso en la lectura de esta sección aparecen paradojas y posibles sinsentidos.

Secciones todas  que forman un conjunto de experiencias vivas y por tanto se unifican en su diversidad (por eso aquello del principio de: tres temáticas que aparentemente nada tienen que ver ni en la forma ni en el fondo; pero, en mi opinión sólo aparentemente.) Aquel que fue marginal y rebelde, heterodoxo, inocente y tierno, sigue siendo vital y sigue amando el amor, la literatura y la vida,  pero eso es poesía porque sin vida no habría poesía. Y dicho todo esto y aunque lo nuestro es pasar, como decía don Antonio Machado, en poesía, es curioso, siguen conviviendo los metapoéticos, los urbanos,  los experimentales, los poetas de tradición clásica, los independientes, los que combinan lo culto con la tradición popular, los de crítica social, el realismo, la poesía  de lenguaje, la de pensamiento, los metafísicos, etc.   Y yo estoy seguro de que este libro,  que nace desde lo más profundo del poeta,  se quedará en los lectores.
De izquierda a derecha: Manuel López Azorín, Luis Martínez de Mingo y Ramón Irigoyen. (Foto de Pepe Ramos)
Porque si Luis Martínez de Mingo tiene una fabulosa capacidad para crear y recrear, imaginar y construir situaciones y personajes de gran complejidad en su narrativa de ficción donde encontramos historias disparatadas o desconcertantes… en su poesía, este poeta, que lo es desde siempre,  fingidor (no mentiroso como me cuentan que dijo un día un profesor de filología a sus alumnos para definirles a Pessoa) con ironía o sin ella, en versos de tradición formal y clásica  o con formas más libres, nos ofrece en sus poemas una realidad vivida, sentida, soñada, trastocada ya  en realidad poética. Ahora que juzguen los lectores.

                               Manuel López Azorín


  Los poros y los posos.


No me mueve, mujer, para quererte
el seno que me tienes prometido
ni me alucina tanto el vellocino
para dejar por eso de perderte.

Si he quedado contigo en el Café
con la que está cayendo y se avecina
es porque soy una isla a la deriva
y preveo naufragios a granel.

Con conversar contigo ya me alivio
olvídate de Sísifo y la roca
que el sabor del café me pone tibio.

Con absorber la rosa de tu boca
mientras me cuentas chistes del gobierno
desvío la espiral que me provocas. 

Luis Martínez de Mingo 
Del Libro: Ni sombra de lo que fui                                                          



J. Álvaro Gómez: Pensamientos de un eucariótico

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J. Álvaro Gómez: Pensamientos de un eucariótico




El primer libro que J. Álvaro Gómez publicó, fue en 2009, lo tituló Andenes. Libro del que ya di cuenta en este blog diciendo: “Andenes  nació de las historias cotidianas que se ven, que se viven, que se piensan o que se oyen en cualquier momento de espera en el andén de los transportes públicos.”
Andenes estaba organizado en dos secciones  y el autor, con una poesía con referentes de Neruda y Benedetti, entre otros, seguía la estela machadiana de cantar lo q más abajoue se pierde, o lo que se piensa perdido y también aquello que se sueña, que se anhela. Esa estela continúa en J. Álvaro Gómez pues en este nuevo libro que presentamos hoy, Pensamiento de un eucariótico, que es “Alma y raíz: / núcleo de vida / de cualquier hombre ; / savia, existencia. / En el primer poema / dejo constancia / de que mi vos aún sueña.” 

Y en este primer poema que titula Inicio, nos explica que la célula que forma al hombre, la eucariótica, es la que le proporciona la vida y  le da la capacidad de pensar  y de soñar (mientras comprueba que el es una microscópica partícula dentro del universo)  Aun así y por ser así, el autor vive, piensa, sueña y además juega con las palabras tratando de expresar en poemas lo que piensa, siente, vive…

J. Álvaro Gómez nos muestra, en este nuevo libro que se presentó ayer el la Biblioteca Central de "Sanse", todo esto  y también  el amor la soledad y el desamor y la duda. 



Este Pensamientos de un eucariótico (con un hermoso prólogo del catedrático de literatura Amaro Soladano  que incluyo más abajo), está  escrito desde la cotidiano, está escrito con poemas intimistas que alcanzan lo colectivo, donde muchos lectores, seguramente, podrán sentirse reflejados. (Estas mismas palabras ya las escribí para hablar de su primer libro) Sirven también para este nuevo libro porque es un libro donde la emoción, tan personal y tan colectiva al mismo tiempo, de algunos poemas, es, de una gran madurez y hace que este segundo libro, libro en el que vamos a encontrar  amor, desamor, soledad, ternura, sueños, compromiso, dudas… sea ya un libro de madurez poética.

Encontramos, en todas estas temáticas, sinceridad, veracidad… poesía cotidiana, desde la sencillez, hermosas en fin porque ofrecen un lenguaje, al tiempo que lleno de imágenes, de metáforas,  de palabras claras, transparentes, precisas, justas, adecuadas. Una poesía donde podemos en algunos poemas unos en otros poemas otros,  sentirnos reflejados las personas, ya que leyendo este libro nos toparemos, como en la vida,  con el amor, la soledad y el desamor, y  nos hará sentir, soñar, vivir, hacer nuestros  muchos de los poemas y, si a todo esto, le añadimos que también encontraremos poemas de compromiso, de duda… se puede decir  que este Pensamientos de un eucariótico será un libro con el que nos identifiquemos y lo hagamos nuestro, será como la vida misma.  

Ayer 10 de marzo hicimos doblete presentando los libros de J. Álvaro Gómez Pensamientos de un eucariótico y de Moncho OteroUnifamiliar (con vistas). Resultó que nos acompañaron los cantautores (y poetas) Rafa Mora y Juanlu Mora que nos cantaron cuatro canciones. Dos de poemas musicalizados de cada uno de los autores presentados. Fue una hermosa tarde de poesía y música.

      

Os dejo aquí el prólogo que Amaro Soladana ha escrito para Pensamientos de un eucariótico, que el profesor, crítico y experto en poesía ha titulado: 
             






Jugar con las palabras, jugar con los sueños.                                                  
por Amaro Soladana Carro

Alguien acertó a decir que jugar con las palabras es jugar con los sueños, a lo que bien se podría añadir —y ello supondría la mejor definición del poeta— que solo quien sueña es capaz de ju­gar con las palabras.
Así pues, el poeta puede ser considerado como soñador, como visionario de una realidad que sobrepasa la mera observación de las cosas, y entregado a la fantasía recreativa del lenguaje.
Posibilidad que subyace en la facultad que ofrecen las palabras como elementos portadores de sonoridad y significado, así como de capacidad relacional.

Sumergirse en la urdimbre de esas posibilidades del decir de manera original, sugerente y provocativa —más allá del mero lenguaje funcional— para revestir sueños, pensamientos y senti­mientos es lo que constituye, en su esencia, el discurso poético.
Es por eso por lo que Álvaro Gómez Martín ha querido abrir su segundo libro con estos significativos versos: En el primer poema / dejo constancia / de que mi voz aún sueña.

Temáticamente, el poemario se estructura en tres núcleos fun­damentales: Sobre el amor, sobre la soledad y el dolor del desamor; Sobre el sentir, soñar, vivir las realidades de la vida cotidiana; Sobre la duda, más bien interrogación inquietante sobre la realidad y las conse­cuencias dolorosas de una guerra, aunque el poeta solo la haya conocido por testimonios.
En realidad, los grandes temas tratados por los poetas son más bien reducidos en número. Lo que les hace parecer infinitos es la diversa manera de concebirlos y tratarlos, es decir, de soñarlos y, sobre todo, de darles expresión verbal.

Mientras en la prosa lo que domina es la horizontalidad de lo que sucede en tiempo y espacio concretos, en la poesía resalta la verticalidad, es decir, la profundidad de lo que es, una cierta perspectiva o temblor metafísicos en una dimensión fuera de lo
 común, lo que exigirá al poeta un lenguaje original en el que la asociación de conceptos y palabras se salga de la lógica prevista y del lenguaje automatizado.
En la Biblioteca Central de "Sanse"

Álvaro Gómez Martín, en este poemario, ha sabido desvelar el sentido último de tantos instantes vividos, así como la belleza que ocultan las cosas y las circunstancias más comunes. Y todo ello, mediante un lenguaje desautomatizado, visionario y sorprenden­te que rompe el uso funcional del mismo, llevando al lector a un equívoco primer desconcierto para desembocar finalmente en un feliz esclarecimiento, que vendrá por vía de transposición a un nuevo plano, el del símbolo o la evocación al escribir: Y amo (...) esa forma tan tuya de arquear los besos. O bien: Imagino estar / en el precipicio de tus piernas.

Este proceso desconcierto/esclarecimiento, al formalizarse lin­güísticamente, dará origen a múltiples figuras literarias en cuyo manejo podemos advertir la capacidad ensoñadora del poeta.
El hecho sustancial del amor humano adquiere en Álvaro Gó­mez Martín un intenso tono sensorial, pero matizado siempre por una sutil delicadeza cuando dice: ... no podré recorrer más con mis dedos / el misterio luminoso de tu espalda.

Desde la izquierda: Juanlu Mora, Rafa Mora, Moncho Otero, Manuel Lípez Azorín y J. Alvaro Gómez
en la Biblioteca Central de San Sebastián de los Reyes, durante la presentación del libro.

Y al escribir: Ser vuelo de una paloma, / mano serena en tu pierna. O cuando se lamenta: (...) no poder disfrutar ahora, en el momento, / del tierno sabor de tu piel ausente. Mientras que en otro poema nos describe ... el lienzo blanco de tus pechos...

Pero ese amor llega a adquirir la dimensión de la pasión en una original expresión dinámica: Siéntate y dame / un par de minutos / mientras organizo / este gran desorden / de caricias y besos, / ropas y sudores. / Esto es lo que tiene jugar al amor / como dos chiflados. Más tarde afirma: Rompamos la distancia / entre el sol y la aurora / con nuestros cuerpos juntos / por el suelo rodando.

O insinuar dimensiones cósmicas o de una cierta espirituali­dad: El cosmos se para / bajo el divino soplo / del vuelo de tu falda. (…) Luz celeste que irradia tu cuerpo. (...) Miro el horizonte ma­rrón de tus ojos eternos, / el sísmico movimiento de tus labios, (…) Tú, lo divino, yo lo humano.

Como el río que corre torrencial y se refrena al llegar a la ple­nitud del mar, el amor se sume en un remanso de íntima felicidad, expresado en un sinfín de vivaces metáforas: … Por dentro vivo una primavera perfecta; / un abril de lluvia dorada, / de campos de tilos en flor / y recubierto todo por el olor / a tierra recién bauti­zada. / ... guardo la quinta esencia / del vaho de cristales azules, / el beso a deshora… / y de nuestros pronombres desnudos (…) Den­tro de mi cuerpo la primavera / viaja sobre una balsa de alegría que, (...) Deja que mis manos te lleven / al mundo tranquilo / que hay detrás de la frontera / de los valles de mis ojos.

Pero será en la nostalgia, la soledad y el dolor por el amor per­dido, donde el decir poético adquiera una más intensa y desgarra­da significación: ... nuestro cuarto, (...) almacén de despojos, (...)arrabal de espinas sin rosas, / herida carne.



Con dolor escribe De nuevo pienso / cómo puedo dar muerte / al maldito poema / de tu recuerdo y el mío.

Más allá del registro amoroso, el poeta discurre Sobre sentir, soñar, vivir. Un conjunto de poemas y prosas poéticas sobre obje­tos familiares, sucesos cotidianos y personas próximas, en los que, partiendo de la simple anécdota, el discurso se eleva a la categoría del mundo íntimo, de la amistad, de la añoranza del recuerdo o de la monotonía de la vida: Por lo demás, / todo sigue igual cada año.
Y también: La vida me parece papel de calco sobre papel de calco.

Ya en su primer libro, Andenes, el poeta había reflexionado desde la sencilla cotidianidad con poemas intimistas que alcanzan lo colectivo «donde —como dice Manuel López Azorín— muchos lectores seguramente podrán sentirse reflejados».

Sobre la duda constituye el tercer núcleo temático del libro. Una duda interrogativa del niño o del muchacho que se pregunta por la sinrazón del dolor que emana de viejas fotografías en blan­co y negro, de cartas con olor a lágrima, de alusiones de los ma­yores a una guerra que dejó un triste rastro de amargura. Y más próximos ya a su propia experiencia, los fusilados que se hacen a la luz desde las cunetas, el poder omnímodo del dinero, las huel­gas como grito de dignidad solidaria: Busquemos / entre la helada tierra de la noche, / entre los ojos malvas de las viudas / o entre el llanto aplacado de los gritos. / Busquemos entre el taciturno ciprés del muro, / entre el adiós anclado de las nubes / o entre la voz ro­bada del vencido.
Moncho Otero y J. Álvaro Gómez

Todavía, en Seis poemas de nieve, seis, el poeta obsequia al lec­tor con un pequeño grupo de delicados y sentidos poemas. El caer lento de la la nieve sobre la ciudad como símbolo de tristeza, de despedida, de recuerdo del amor ausente o como imagen de lo efí­mero: A esta hora / la nieve descansa en el alma / de una ventana que me ofrece la / nostalgia de un frío que me quema.
Pero en un quiebro poético, el poeta siente el frío elemento como un medio purificador y esperanzado: Huyamos a la calle / a recibir la nieve / desnudos por completo. (…) Sintamos que su frío / activa nuestra sangre / y aleja la tristeza, / la pena, angustia, ira... / Nuestra piel liberada / verá, desde muy dentro, / que las lleva el asfalto hasta la boca / de alguna alcantarilla. / Huyamos a la calle, / dejemos que la fría nieve traiga, / con su helado fulgor, / el calor luminoso / de una hermosa mañana. / Escapemos a la calle / y que la nieve nos cubra.

El libro concluye con un Epílogo «notarial» que el autor titula Declaración de bienes: … para dar a conocer de una vez / esta in­mensa fortuna que poseo. (…) Soy el típico afortunado pleno / de nobles versos y sueños paternos, / de equinoccios en tu pelo y mi pecho / y de madreselvas entre las sábanas.
Si, como ha dicho otro poeta: Las aguas del mar caben en el espíritu de una gota, Álvaro Gómez Martín ha sabido sintetizar admirablemente a través de su voz hecha verso el mar infinito de la vida con sus tristezas y alegrías, con sus esperanzas y desencan­tos, y, sobre todo, con sus sueños inalcanzables por infinitos.
Es por eso por lo que el poeta concluye: Con estos versos / quie­ro dejar constancia: / sigo soñando.


Amaro Soladana Carro



Moncho Otero y su libro, ya publicado, Unifamiliar (con vistas)

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Moncho Otero y su libro, ya publicado y presentado, Unifamiliar (con vistas)
                           La ética de la inocencia



 El 23 de junio de 2011 publiqué en ese blog una entrada sobre Moncho Otero y su libro Unifamiliar (con vistas) que era, entonces, uno más de los inéditos que ha escrito a lo largo de su andadura como poeta silencioso en la que se ha dedicado a componer música para cantar poemas de otros poetas, guardando su propia poesía para sí mismo y los pocos amigos que sabíamos de ella.

El año pasado Eirene Editorial decidió, tras pasarle el original de este Unifamiliar (con vistas), publicar lo que sería la primera obra poética publicada de Moncho Otero. 
Lo que entonces escribí en este blog me sirvió, casi por completo, para que sirviera de prólogo a la edición de Eirene Editorial de Unifamiliar (con vistas) que se presentó ya como libro editado en la presentación de las publicaciones de 2013 de esta editorial el 13 de diciembre de 2013 durante un acto colectivo y que ahora se ha presentado ayer en la Biblioteca Central de San Sebastián de los Reyes (10 de marzo de 2014). Habrá más presentaciones a lo largo del año, más lecturas de este primer libro de Moncho   Otero donde nos demostrará que, además de cantautor, es un poeta, un buen poeta que ha demorado durante mucho tiempo, quizá por timidez y humildad, dar a conocer esta otra faceta suya que proctica desde que era un niño: la de poeta.
Os dejo aquí el prólogo de este libro escrito, como he dicho más arriba, mucho tiempo antes en este blog  con pequeñas variantes, ya que por fin, el muchacho que puso música allá por los años 90 a los poemas de Gloria Fuertes, José Hierro,Ángel González, Luis García Montero... y se los cantó y tuvo el beneplácito de todos ellos, nos deja hoy un  manojo de poemas escritos que debieron publicarse hace ya unos años aunque, afortunadamente, se publican ahora.

Moncho Otero: Unifamiliar (con vistas) 



Moncho Otero ( Madrid,1971) ha escrito un poemario, Unifamiliar (con vistas), Eirene Editorial, Madrid 2013,  
en el que, con una poesía de pensamiento, de preocupación existencial y de compromiso con la vida y el hombre, nos muestra unos versos que se abrazan con desgarrada esperanza a la vida imperfecta, al hombre y su permanente incertidumbre, duda, al afán de vivir con el deseo de lo justo para el hombre, del equilibrio para el hombre, a la humana actitud de quien no contempla su ombligo porque sabe, siente, que “Hay gente sin ombligo, más de la que creemos” y a pesar de la “prisa de ser hombres”, de practicar “Espionaje industrial para ser alguien diferente”, de sentir que el dolor de amar, a veces, desubica, de oír que “Dicen que (es) hermano de millones de hombres/ que ignoran que / él) exist(e)”, sigue, como un niño, soñando despierto “que (es) un adulto más / y (le) basta crear un micromundo afable / donde no se vislumbra la gangrena que avanza”, como mecanismo de defensa, aunque sepa que no sueña “que (le) bastan los besos / para sentir(s)e vivo

 Desde la izquierda: Rafa Mora, Moncho Otero, Luis Martínez de Mingo, Manuel
López  Azorín y Consuelo Altable en la presentación de la colección editada por Eirene Editoria
Moncho Otero es arquitecto y este Unifamiliar (con vistas) que nos ha construido es la mirada de un hombre machadianamente bueno con la ética del inocente y, siempre, con la humildad del hombre que se analiza a sí mismo y reflexiona sobre las vista que, desde su terraza de adulto (con la inocente y verdadera mirada de quien aún conserva al niño en su interior) observa un mundo que no siempre acepta porque lo que ve le decepciona a veces y a veces le preocupa.


Moncho Otero es, además de arquitecto, cantautor. Un cantautor tan generoso que casi nunca canta sus letras o poemas sino los de otros poetas y así lleva años dedicado a poner música a los poetas que le gustan para difundirlos cantando. Algo tan complejo como poner música a la música del poema y fundir ambas músicas en una canción. Esta otra faceta suya de cantautor, que trabaja desde la adolescencia y que lleva ya, desde mediados los años noventa, solo o junto al también poeta y cantautor Rafa Mora, dedicado a fomentar y difundir la poesía a través de la música. Eso es lo que le gusta y, sin más planteamientos (léase mercadotecnia, hacer agosto, crear fama y echarse a dormir, buscar el negocio donde sea, etc.), se dedica a ello, es lo que hace, porque le gusta, sin más, crear música y crear versos..







Desde la izquierda: JuanLy Rafa Mora, Moncho Otero, M. López Azorí y J. Álvaro Gómez

Moncho Otero, el poeta, se sienta a escribir “unos versos sinceros, distraídos, valientes” (…) “antes de que un hielo joven, dinámico, indeciso, / invada todo el planeta” Nos dice y se pregunta ¿Otro día escribiendo para olvidar la vida? Y sabemos que piensa que “Despertar de un sueño es morir a la vida, / dilatar las pupilas sumido en un vacío oscuro y sin fisuras” y sueña con versos sin ataduras , sin corsés métricos formales (aunque le sale, fluye en muchos de sus poemas un rítmico y perfecto verso heptasílabo y otras, cuando une dos versos de esta medida con su claro hemistiquio, un perfecto alejandrino) 











Moncho Otero se apoya en el versículo  como exposición y lo alterna con el verso breve como reflexión  para ofrecernos una cadencia rítmica apropiada a la temática metafísica: desgarrada a veces, desasosegante, dulce, tierna, noble como el hombre que es en su interior, humana, propia del humanista que cree en el hombre aunque desde su particular unifamiliar mire y vea lo que no le gusta de él.

Pero
 este poeta no se decepciona frente a las vistas que observa desde éste: “Los hombres giran despacio y nunca esperan que un suceso imprevisto/ desbarate sus sueños”. “Como ser. – se pregunta –Cómo ubicarse en un espacio sin estigmas” (…) “Si somos una gota de semen celestial” (…) “para gozar del sexo y huir del onanismo”(…) “Cómo encuadrarse en zonas. / Cómo formar equipos. / Cómo ser competentes y no competitivos, / para avanzar hacia dónde, hacia tal vez”
Moncho Otero, Manuel López Azorín, J. Álvaro Gómez durante la presentación
,en la Biblioteca Central de Sanse, de "Unifamiliar (con vistas)" y "Pensamientos de un eucariótico"

Y piensa en la amargura, el dolor “que ha escapado por siglos y por siglos/ de miles de gargantas y millones de alaridos. / Por no estar ubicado / por ser un indeciso / por pretender sentidos en vez de direcciones”

Desde este panorama de reflexión sobre lo que se debe ser y lo que se quiere ser siente una “Súbita sed que el clamor callado de la noche arrastra” y también la “Dignidad del hombre que se siente vivo” avalado por una sociedad deshinchada de valores que no sean aquellos que propicien el poder y el dinero, por eso nos dice: confío “en un dios que está con nosotros” mientras que “un cuerpo de malaria se deshace en los pantanos” y parece decirnos que la vida no es mala ni buena, es el hombre el que, con su actitud, la modela a su interés.


Este poeta se plantea “Dejar de escribir” porque “es inútil abrir las carnes al misterio” y una absoluta hondura, una profundidad de verso limpio, justo, preciso, nos dice: “Mirar de repente / Mirar a lo lejos. / Pensar que se amaba un reflejo. / Buscarse desnudo. / Dudar en silencio. / Pulir y rozar un espejo / y no ser brillante” Y ahí está toda la sabiduría del hombre, toda su nobleza, ahí, roza la espuma, la altura, la luz, y pierde, abandona lo que el hombre tiene de ceniza. Y entonces ya se dice: “No quiero más maestros que sentir la llamada de los poros abiertos de mi cuerpo o de otros… con tal que tengan alma, / lo único que pido” (Y lo que quiere, mostrándonos estos versos con bandera, es la poesía que, entre otras muchas cosas, sana y salva, la que sirve para hacernos mejores personas)

Desde la terraza adulta de este unifamiliar que se mira por dentro y observa el exterior “Tira de la cuerda un niño que / recuerda el futuro porque / aun no siente que llega” Este poeta piensa: “Es losa y no piedra/ con esto digo todo: / obra del hombre” y aun así, sigue creyendo “en la generosidad del hombre / al dejar de ser animal”




Moncho Otero y J. Álvaro Gómez
Moncho Otero es este Unifamiliar (con vistas) que se contempla y reflexiona sobre sí mismo al tiempo que mira aquello que le rodea y nos lo cuenta con inquietud existencial, con palabras de tolerancia, sentido ecológico, neorromántico a veces, con cierta ironía en ocasiones y siempre con la humildad de quien hace lo que hace sin darle más importancia que la de hacerlo bien, con pasión y con generosidad, con entusiasmo. Este es el libro de un poeta que no se mira el ombligo, un libro tan sincero, tan verdadero, que merece ser leído  y releído, después, para disfrutar  plenamente de este Unifamiliar con vistas

UNIFAMILIAR


De niño sueño despierto 
que soy un adulto más
y me basta crear un micromundo afable
donde no se vislumbra la gangrena que avanza.


De niño sueño
y presiento que me bastan los besos
para sentirme vivo,
pero no, existen metas
que se sienten tan cerca como el galgo
olfateando el conejo mecánico
en tardes de canódromo
y sales a la pista y brotan opiniones.

De niño soy el 7, colocado, que gana.
De adulto soy el 15, colocado tan solo.
Siempre soy como todos.
Nunca estoy.
(Castellano preciso, la lengua viperina madre)

De niño aprendo
que algún día habré de perpetuarme
y pregunto al silencio si merece la pena
confirmar mi presencia en esta casa extraña,
(Unifamiliar con vistas)



Javier Hortal: Nunca, nunca te rindas

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Javier Hortal: Nunca, nunca te rindas




Francisco Javier Hortal ha escrito un libro Nunca, nunca te rindas (Éride ediciones, Madrid, 2013) llevado por la imperiosa necesidad del amor, la de abrazar la esperanza para mantener la fuerza, el valor, de no darse por vencido, de no rendirse nunca. 

Este libro cuenta (tal y como nos dice su contraportada) en primera persona, la experiencia  que vive una familia cuando a uno de sus miembros (un adolescente) le diagnostican un tumor cerebral.

Francisco Javier Hortal nació en Jaén y a los siete años se trasladó con su familia a Madrid, ciudad donde reside desde entonces. Esta casado y tiene dos hijos adolescentes. Uno de ellos es el protagonista de este libro, un hermosísimo libro que podría parecer de autoayuda; pero que es, me parece a mí, mucho más que eso, es  una enorme lección de amor. De amor porque tras conocer tan terrible diagnóstico  "Los sentimientos que surgen, las nuevas rutinas que aparecen, las reflexiones que provoca una situación extrema, se reflejan aquí, mostrando como principal enseñanza que nunca, nunca hay que rendirse en la vida," 

Francisco Javier Hortal lee y escribe desde su adolescencia, y disfruta con ello. Estudió Magisterio y ha trabajado en distintos ámbitos educativos: escuelas, granjas-escuelas, centros de adultos en los que, entre otras cosas,  imparte la asignatura de lengua y literatura a los grupos de Acceso a la Universidad para Mayores de 25 años...
En este libro repleto de eso que en poesía llamamos "difícil sencillez" que es lo más difícil en poesía, contar las cosas con la mayor claridad, ya sea poesía o narrativa,  nos dice que:  La fuerza con la que necesariamente tenemos que afrontar lo que se nos presenta es la que logrará que alcancemos cualquier meta. Nos cuenta también que No es este un libro lleno de dolor y amargura ( aunque muchas veces se camina por  la oscuridad más desoladora) Y es cierto que no lo es porque la esperanza, el valor y el sueño de conseguir  lo que parecía imposible andan por todas sus páginas hasta convertirse en una realidad posible.

Ha colaborado en un libro de María S de Miguel, titulado Acunando sueños, libro al que puso prólogo y aportó un poema. Porque Francisco Javier Hortal escribe poesía desde muy joven y piensa que lo poético es aquello que roza lo sencillo, lo bello, la verdad de cada uno y cada cosa.(y también, digo yo en muchas ocasiones, lo poético o mejor dicho la Poesía , sirve para hacer mejores personas, sin duda)

Este hombre que no quiso rendirse y luchó con amor y con  tesón para vencer la adversidad y normalizar la vida con sus rutinas diarias y  su esperanza, con los ojos y el alma puestos en su hijo adolescente, que venció los miedos y abrazó la luz  para salir del túnel, oscuro, casi negro, de un diagnóstico que cambió su vida, un túnel lleno de incertidumbre que el trató siempre de traspasar desde la más aparente normalidad para que toda la familia se abrazase, como él, a la esperanza y no se rindieran nunca. Por todo esto este libro No es un libro de desencanto y derrota sino de ilusión y constancia. En definitiva y como bien ha dicho el autor: Es un libro de amor suficiente como para transitar  juntos por cualquier camino que se abra ante nosotros: en este caso por el mundo del cáncer pediátrico.

Francisco Javier Hortal, aprobó la oposición a maestros en la comunidad de Madrid y  trabaja como funcionario público en el colegio "Enrique Tierno Galván" de San Sebastián de los Reyes. Es aquí en "Sanse" donde quedó finalista del XI Premio de Poesía del Centro Cultural Blas de Otero y es que este hombre, este maestro, este padre coraje, escriba narrativa o escriba poesía lo hace como decía don Antonio Machado: de frente y al sesgo,  es decir, con claridad para que todos lo entiendan y, al tiempo, con la hondura de quien ofrece más interpretaciones en esa claridad.

Como me ha parecido un trabajo literario hermoso y emocionante además de ofrecernos una enseñanza basada en el amor, la fortaleza y la esperanza...  he escrito un poema de mi visión de este libro que quiero dedicarle a su autor y que he titulado:

Creer en lo imposible 

                                                              Para Francisco Javier Hortal


Porque la vida abraza, besa, sigue...
nunca rendirse, nunca.
(Así, de esta manera, fue su lucha
pues creer lo imposible
es, a veces, hacerlo realidad)

Bombardeada parte de la casa,
por la lucha feroz de una guerra de sombras,
entra en ella y ya no la reconoce.
De golpe, de repente, le arrebatan el tiempo,
los sueños, la esperanza. 
                                        Se le ha roto
la rutina diaria,
esa que hace feliz con casi nada.

Ahora se refugia en el presente,
busca la tibia luz que le alumbre el instante.
(Para nunca rendirse
dicen su corazón y su cabeza)

Ha perdido el reflejo de su imagen.
Sólo le quedan
gestos breves, retazos que, difusos,
le recuerdan ahora a la familia.

Bueno es pensar las pérdidas,
caminar por su propia realidad, 
asumir el infierno y soñar su contrario,
valorar lo que queda,
los pequeños, luminosos instantes
(rodeados ahora de la sombra)
y no rendirse nunca.

Derruida la casa, la recorre.
Una casa que vive en el recuerdo,
en la imaginación,
siempre llena de luz, ahora en sombras.

De golpe la sorpresa,  lo inesperado,
maniató los sentidos.
Hoy tan sólo es capaz  de caminar sin prisas
por el único instante
que conduce a la luz: es la memoria,
pues recordar evita rendiciones.

Una parte de sí se le derrama,
ahora sabe que nada, nada le pertenece.
(Se valora  muy poco aquello que se tiene, 
acaso es la costumbre,
hasta que llega el día en que la sombra
se adueña de la luz.

Cerrada a cal y canto está la casa,
más negra que la noche y sin consuelo...
haciéndose al dolor, al sufrimiento.
(Tan costoso al principio 
que la casa se aferra al sueño de la calma)

Soñar con lo imposible 
es, a veces, ver el sueño cumplido.
Es curioso pensar cómo de pronto
nos llega el paraíso y abre una puerta y otra...
y la casa, tan repleta de sombras,
parece abrirse, vislumbrar la luz,
escapar de la sombra, de los miedos, la duda...
(Renace de las pérdidas.)

Recuperar el pulso toca ahora,
dejar paso a la luz, abrir ventanas,
acariciar el aire y la esperanza
que la mañana alumbran
("Creer en lo imposible
ocurra lo que ocurra") y no rendirse nunca
porque la vida hiere, abraza, besa, sigue...

Noviembre de 2013
Manuel López Azorín


En su momento no incluí esta reseña en el blog porque durante diciembre este adolescente ha tenido que ser intervenido de nuevo y está pendiente de integrarse en un experimental programa que realizan profesionales oncólogos en París y ahora en Madrid. 
El autor de este libro continúa luchando esperanzado y buscando para su hijo esa luz que abra ventanas, que la mañana alumbren, porque, ocurra lo que ocurra hay que creer en lo imposible y no rendirse nunca. Sirva como ejemplo, la lectura de este libro, para aquellos que viven situaciones semejantes y para todos los que sin vivirlas nos acercamos, imaginariamente , y nos solidarizamos con ellas en la esperanza de que lo imposible llegue a ser posible.


Memoria poética. José Luis Morales: Colonizado por la poesia

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Memoria   poética

José Luis Morales: Colonizado por la poesía


No sé cuánto años hace que José Luis Morales y yo nos conocemos; pero como el tiempo es algo relativo, solo nos  sirve para medir lo inmedible y a la vez tratar de hacerlo con nuestro paso por aquí, tampoco tiene tanta importancia. El caso es que este poeta manchego, por nacimiento, afincado en Madrid desde jovencito, y yo, nos hemos leído, visto y hablado en muchas ocasiones y creo recordar que desde los años noventa (o quizá antes, no sé), sabemos el uno del otro. Fue en Pozuelo de Alarcón dode José Luis y Pedro A. González Moreno se encargaban del “Aula Literaria Gerardo Diego”, realizando actos culturales-poéticos  y organizando las ediciones que publicaba el Ayuntamiento de esta localidad  y que eran homenajes a poetas conocidos y reconocidos de nuestra  poesía española. Grandes poetas como José Hierro, Rafael Montesinos, Claudio Rodríguez  y un largo etcétera tuvieron su libro homenaje (en algunos se me pidió colaboración y la envié ya que eran poetas con los que tenía amistad y admiración por su obra). No sé cuantos, aunque sé que bastantes, fueron los libros editados.

Lo que sí sé, lo sabemos ambos,  es que somos ya desde, hace tiempo, dos poetas colonizados por la poesía y “colon-izados” hacia la contemplación de la vida como un regalo y aunque  nuestra poesía sea elegíaca, anda llena de esa conciencia vital que nos hace apreciarla, hasta o desde las cosas más sencillas y cotidianas, como algo tan valioso  para el ser humano que olvidarse de ello por otros intereses ya no es algo que nos resulte indispensable. Lo realmente indispensable es el sueño de soñar que soñamos al escribir, lo dice mejor José Luis  en estos dos tercetos: Estoy, estás , estamos aquí dentro, /  presos en un renglón enamorado. / Cada lector será un lugar de encuentro / diferente, fugaz, inesperado. / Y nosotros aquí, palabra adentro, / serenos, siempre hoy, nunca pasado.

José Luis Morales (Fernán Caballero 1955, Ciudad Real), pasó su infancia en La Puebla, un caserío hoy despoblado, en la ribera del Jabalón, lugar entre viejos volcanes erosionados y llanuras esteparias.
Son la casa y el paisaje que aparecen reflejados en algunos de sus libros, tanto en Por las deshabitadas arboledas (1991)  como en El viento entre las ruinas( 2009 )  Durante la adolescencia marchó a Madrid, donde reside en la actualidad, para realizar estudios universitarios.



La adoración de los animales (2013), una obra publicada por la Diputación de Ciudad Real en la Biblioteca de Autores Manchegos.  En diciembre José Luis me trajo este hermoso libro, una obrilla teatral en verso titulada La adoración de los animales. Este libro fue presentado por Soledad Puértolas y cuatro actrices trataron de dar vida a unos cuantos “de sus bichos” – nos decía el autor en la invitación –  Este libro es, nos contaba también, “una obra teatral infantil, más cómica que dramática, escrita para gentes que aún no hayan  perdido toda la inocencia” Y es que la inocencia, esa del hombre machadianamente bueno, es algo que no se debe perder nunca.

Este poeta se licenció en Filosofía y Letras y ha trabajado como periodista, investigador, como docente y ha gozado y sufrido como hacedor de versos, es decir con la poesía tanto siendo lector como creador, porque para él la poesía  “no es un juego de palabras con la música del lenguaje, ni con sus significaciones”, para él es “un combate entre la conciencia y el silencio” Para este poeta escribir poesía es “encontrarle el molde lingüístico adecuado y exclusivo a cada emoción.”
Para él, y en esto me recuerda a Claudio Rodríguez y a Rainer María  Rilke, hay que caminar por la vida, observar, interiorizar, sentir y desde nuestra propia experiencia, escribir y hacerlo con palabras claras y precisas. En definitiva tratar de lograr decir lo que se ha vivido, experimentado, observado, interiorizado de la forma más precisa más hermosa, más emocionante y más adecuada y mas verdadera.

José Luis Morales, con relación a los premiosha dicho:“Todos los premios tienen su importancia”. Para el son importantes porque sus vínculos con la figura y la poesía de Miguel Hernández no son sólo estéticos (los que unen a un maestro y a un discípulo), sino éticos (los que unen a personas de similares convicciones morales).Su cultura de origen, su infancia rural, su primera adolescencia como becario en un colegio religioso y el temprano traslado a Madrid pueden llegar a ser vínculos –como le ocurrió con su paisano Eladio Cabañero– más fuertes que los estrictamente líricos.

José Luis Morales expresa la devoción a su manera. Así pues, los nombres por los cuales ha merecido Premio, ya por libro ya por poema,  es fácil entender que quiere unir su nombre al de sus maestros: Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Luis Rosales, Blas de Otero, José Hierro, Rafael Morales,  Miguel Hernández… , una excelsa nómina de la poesía española contemporánea.


Como poeta ha publicado: 7 x7 Antología (Bilbao, 1975),  que fue un libro colectivo junto a seis poetas vascos. Por las deshabitadas arboledas (Premio Blas de Otero 1990. Madrid, 1991), El aroma del tacto (Premio José Hierro 1999. Madrid, 2000), Otoños del amor y otros sonetos (Valdepeñas, 2002) El viento entre las ruinas (Premio Internacional Miguel  Hernández-Comunidad valenciana. Madrid, 2009) En este anterior  libro, el autor regresa al origen, a la casa del padre, con los recuerdos del pasado y los paisajes  en  la memoria. Es un viaje hacia el tiempo perdido y en él, los olores y recuerdos  le retrotraen a ese tiempo ya inexistente pero guardado para siempre en la memoria. 
 
El viento entre las ruinas es un poemario personal, íntimo, en el que el autor reflexiona sobre la destrucción y desaparición de las casas en las que, a lo largo de su infancia y juventud, ha vivido, sentido, experimentado…
Como símbolo de una determinada manera de vivir  en el campo,una vida rural, rescata la voz de las personas que habitaron en ellas, ellas, las casas, son también  el símbolo, raíz y referencia en su vida. Por ello rescata la voz de las personas que las habitaron, rescata la voz del origen, de la familia, rescata su memoria  y nos la ofrece como símbolo de una determinada manera de vivir.

José Luis Morales es un poeta con madurez que  escribe sin hojarasca desde sus primeros poemas, su poesía es la sustancia del poeta que ha pasado por  todas las etapas del aprendizaje aprehendiendo lo esencialmente importante. En su libro Por Las deshabitadas arboledasya nos ofrece, con un lenguaje ajustado, fluido, con sencillez y acierto, una cosmovisión, una materia poética, en la que cabe el mundo, con versos donde nos muestra la infancia y la nostalgia de lo no conocido y lo hace con la claridad de quien lleva como patria la palabra, el lenguaje, esencial.
Y con ella evoca el territorio de los lugares de su vida, territorio en el que permanece con sucesivas etapas. Etapas donde la poesía formal, ya clásica, ya tradicional, se sustenta en la forma, la medida, el ritmo y la emoción.


Federico Gallego Ripoll, poeta nacido en Manzanares, manchego como José Luis Morales, y excelente poeta en mi opinión,  nos ha dicho sobre la poesía de su paisano:Cuando se escribe desde la verdad sólo brotan palabras verdaderas,(…). No son neutrales las palabras. José Luis Morales se va adensando desde esa certidumbre de honradez, de adecuación entre forma y modo, la sustancia poética y su cabal manera de entregarla. No hay impostura en el fluir: transmite un espacio de verdad en el que cada palabra adquiere o recupera el sentido que le vincula con su propia esencia, y así fortalece una identidad asumida desde la infancia, el paisaje y las emociones con que aprendió a vivir.(…) El poeta es cuanto le rodea, en cuanto se implica, lo que teme perder, lo que le sobrecoge, lo que duele.(…) En José Luis Morales también el hueco es arquitectura, en igual medida que el aire entre palabras, el ritmo del callar, es poesía.


Recuerdo en una ocasión que me trajo un librito, lo de librito lo digo por su pequeño formato, era una selección de poemas de José Hierro, titulado Antología recordada de José Hierro (1994) en la que José Luis, ejerciendo de antólogo, recuerda poemas  y los publica,  poemas de Pepe Hierro escritos en  pepehierro, como los grandes poetas . Él sabía de mi amistad y admiración por este madrileño-santanderino y yo recibí la antología como un grandísimo regalo por los poemas de Pepe Hierro y los recuerdos  de José Luis Morales. Nos vemos poco, la última vez ha sido en febrero cuando nos reunimos para festejar el ochenta cumpleaños de otro poeta manchego merecedor de nuestra admiración y nuestro afecto, Nicolás del Hierro. Nos vemos poco, digo, pero no dejamos de mirarnos cuando, de vez en vez, nos leemos porque ambos sabemos que su poesía y la mía ha ido naciendo, lo diré con unos versos suyos, al excavar el tiempo con las manos.


El poeta profesor y críticoRafael Morales Barba ha escrito sobre este poeta:José Luis Morales supo volver al olvidado soneto para hacerlo notar no tan muerto, a pesar de ser tiempo de ecos. (…)Por las deshabitadas arboledas(1991), encerraba algún chispazo prometedor y los lenguajes de los istmos tapaban una vocación reflexiva, que poco a poco ha ido surgiendo desde la línea clara, inteligente y tierna y con cierta desazón nihilista hasta Par(ente)sis (1995)Ya en Otoño de amor y otros sonetos (2002), mostró contraste toda la relevancia que el sentimiento amoroso tiene para este poeta desde perspectiva antigua y clasicista. Poeta donde el sentido del buen hacer del primer Hierro, el de los reportajes, otea a lo lejos.En El aroma del tacto (2000) delinea mirada de la sencillez conmovida,  y un fuerte sentido de la desolación y la soledad, del paso del tiempo y del valor por lo mínimo.  La poesía de José Luis Morales trasmite emoción, va plena de sinceridad en todos sus poemas, unos poemas nacidos de la experiencia y del amor. Poesía de difícil sencillez y claridad.
José Luis Morales, primero por la izquierda, en  El  Empotro de la Tertuloa A-7 en Valdepeñas donde coincidimos en una lectura de Luis García Montero

No sé cuánto años hace que conozco a José Luis Morales. Lo que sí sé es que desde, hace  ya mucho tiempo, este poeta está colonizados por la poesía y vive en silencio su labor  de poeta, sin alharacas ni fuegos de artificio, y escribe en silencio y nombra a la vida con palabras sencillas, humildes, verdaderas y emocionantes, porque la emoción siempre camina por su poesía ya sea de frente  con sincera claridad o al sesgo, con reflexivo pensamiento. Una poesía la de José Luis Morales sólida, armónica, musical, verdadera, como él.






Pascual Izquierdo: Alba y ocaso de la luz y los pétalos

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Pascual Izquierdo: Alba y ocaso de la luz y los pétalos








Pascual Izquierdo filólogo, poeta,enayista, escritor de narrativa, libros de viajes, guías etc. nos ofrece un nuevo poemario tras ocho años de silencio poético en cuanto a publicar poesía se refiere. Su último poemario publicado fue en 2005, y su título Del otoño tardío (Cátedra ). 



En su faceta más íntima, este poeta  nos trae ahora Alba y ocaso de la luz y los pétalos, un libro en el que nos hablade la belleza, del tiempo, del amor,  y del sentimiento de su ausencia. Este poemario ha sido el ganador del XVI Premio de Poesía Flor de Jara, convocado por la Diputación de Cáceres.
Este premio se une a otros como el Premio de Poesía Religiosa San Lesmes  (reconvertido en Premio de Poesía Ciudad de Burgos),  por su libro La exactitud de las catedrales (1974)  que fue su primer poemario.  A este le siguieron otros como Retrospección y apocalipsis en la tierra castellana (1980), Cisne y telaraña (1985), En este fin de siglo (1990), Versos de luna y polen(1992), Pasillo para aguas, aves y vientos (1993) y  Del Otoño tardío (2005)  Pero además de estos poemarios publicados Pascual Izquierdo tiene otros tantos inéditos a la espera de poder ver la luz de la imprenta y convertirse ya en versos impresos. Páginas de lectura para los amigos de la poesía.

EnAlba y ocaso de la luz y los pétalos, Pascual Izquierdo realiza un viaje por el amor, la belleza y el tiempo, un viaje que dura un día  y a lo largo de éste, desde el alba hasta el ocaso, va mostrándonos las diferentes fases del amor, su inicio o  nacimiento en la aurora del día, su pasión explosiva, su plenitud de mediodía, el apagamiento  de esa plenitud hacia el ocaso y la ausencia de él, como final del día.
La primera parte titulada “Presencia” a su vez está dividida en cuatro apartados: Inminencia (7 poemas), como presentimiento  y deseo de la llegada del amor: No  tengo, / ángulos,  /ni arpas, / ni desvanes antiguos. /// Sólo tu inminencia (…) Sólo el íntimo deseo / de que empiecen /  tus pasos  / a bajar  muy lentamente / los peldaños / limítrofes / del alba.

El segundo de los apartados de “Presencia” es el nacimiento, es Albor( 15 poemas) , y comienza con un lírico y hermoso poema titulado “ Crisálida”: Todavía no mar, pero sí lágrima /  que empieza su estallido. (…) Silueta no posees todavía / pero ya eres crisálida / que inaugura el asombro del hielo. Y el sujeto poético de este paseo por el amor  nos muestra que ya está con él, que existe: Existes. /  Todos los pétalos / acaban de pronunciar tu nombre (…) Has florecido / felizmente asomada a la mañana. Y tras el primer temblor, después de los primeros besos siente que ese amor se encuentra entre los intersticios del instante, pletórico y presente  en la luz y los espejos, pero también sabe que este amor es equidistancia y lejanía, porque el amor es un misterio impenetrable  que se aloja en la habitación del aire, el amor puede ser pájaro y sombra y también un lugar para encontrarlo
Plenitud (13 poemas),  es el apartado tercero de “Presencia” y en él, el amor es polen y estambres / Pétalo de aromas y sustancias./ Gota de lluvia y aguacero. Un amor lleno de enigmas, de secretos,  en el que se busca la sabiduría y la contemplación navegando con el por el tiempo y, entretanto,  el amor está lleno de luz y mediodía, y es esencia fluvial y transparente, eje de simetría y… mortal: Cuantas lunas emergen / al fondo de tus ciénagas
Y Acabamiento ( 6 poemas), cuarta y última parte de “Presencia” que comienza con un deseo: Tan sólo poseer /  los arrabales de la sombra / que refleja tu luz en los espejos. Pero ya no parece posible, el tiempo ha roto las vidrieras y el amor está ahora  entre rosa y naufragio, exhalando un  perfume de crepúsculo pues ya no es mediodía  sino principio de ausencia.


La segunda parte de este poemario se titula, precisamente, “Ausencia”  y está compuesta por trece poemas. En ella el sujeto poético reflexiona sobre la fugacidad del amor: Se ha posado en tus ojos el silencio. Y el amor parece ahora un pronombre apagado y ausente. Y todo es ya evocar otro tiempo, abrazar en la memoria la luz huida, su perenne presencia convertida ahora en lejanía, en ausencia  y se pregunta: Cómo apagar el eco de tu voz (…) Cómo quitar tu nombre / de los mapas lluviosos.

Y advierte   que quiere  apagar el presente como si fuera posible rescatar el pasado, la ausencia, lo sucedido, el tiempo.  El tiempo, como el amor, sólo dejan huellas, del recuerdo, del olvido…porque el tiempo hace que las huellas se diluyan con él.  Entonces se apagan las constelaciones, mueren las luciérnaga, y los pronombres. Pero la luz de una estrella, ya apagada en la lejanía, como milagro del tiempo llega  hasta el alba y todo se renace: Como el alba, te asomas / Como enagua floreces. (…) Como pájaro fugaz, / te posas / en los últimos signos del instante. / Como gota de rocío, / te evapora la tarde. ¿espejismo del tiempo? ¿Sueño que la vida sueña en su efímero vivir?  El amor, la belleza, el tiempo, la presencia y la ausencia, la vida…

Pascual Izquierdo es poeta, un poeta que os aseguro es necesario leer por su precisión de lenguaje rico en lirismo y este Alba y ocaso de la luz y los pétalos, anda pleno de lirismo en su belleza triste, como desamparado  por el amor y por el tiempo deesta romántica historia con una cierta tristeza pero con tono vital y riqueza léxica y metafórica que unida a la cadencia, al ritmo de sus versos, a su música interna, a sus imágenes, a su unidad temática y de estilo, a su apropiado campo semántico, atrapa y sorprende desde el primer poema desde que se intuye al amor, desde antes de que nazca, desde que se inicia y hasta su  acabamiento y ausencia. Un reloj de sol que nos refleja la luz desde la aurora hasta el ocaso, como si de un día, y el tiempo que este dura se tratase.
En fin una hermosa y lírica reflexión sobre el amor  en la que el gozo de su presencia y el dolor de su ausencia  muestran  su fortaleza y su debilidad a través de un día, metáfora del tiempo,  efímero en el hombre, la vida y el amor.






Rafael Soler: Ácido almibar

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Rafael Soler: Ácido Almibar



Rafael Soler (Valencia 1947), es un poeta que con cuatro libros (si contamos el prim ero y es obligado contarlo aunque de éste Los sitios interiores (Sonata urgente), Adonais, 1980, al segundo Maneras de volver (2009  ), pasaran casi treinta años, después llegó Las cartas que debía (20011), y ahora Ácido almíbar (2014) Poemarios que, con excepción del primero que fue editado por  Ediciones Rialp,  los demás han sido publicados por Pablo Méndez en su Colección Baños del Carmen de Editorial Vitruvio.

 

Decía que Rafael Soler con cuatro poemarios, además de su narrativa,  ha conseguido situarse en un destacadísimo lugar del panorama  poético hispanohablante. Ácido almíbar, su último poemario, me parece un libro intenso y brillante  que nos muestra una personalísima voz  sutil, desconcertante, irónica… Sus poemas nos ofrecen asombro  y nos muestra en ellos su visión de la vida,  su gozo y su crudeza, en definitiva Ácido almíbar  es una excelente y honda reflexión sobre la vida desde el nacer al morir porque "la vida siempre nos ofrece una cosa y lo contrario". Y todo ello contado desde la metafísica del alma que es la poesía.

Rafael Soler no es un poeta sujeto a la norma, aunque la norma ande interiorizada en él y porque sabe bien que la Poesía sin ella no es poesía; pero también sabe que la (eso me lo decía siempre Claudio Rodríguez) innovación solo se consigue en la búsqueda, es como tratar los temas de siempre pero haciendo, especialmente con el lenguaje, que éstos parezcan nuevos y Soleres un poeta que innova. Tal vez por esa contradicción poética que es Ácido almíbar, poresta razón, el poeta de Arcos, Antonio Hernándezle haya calificado de poeta "extraordinario".


Como persona, además, es afable y acogedora, un hombre que sabe escuchar y que se interesa por lo que le cuentas, extraordinario en los tiempos que corren no ya solo en el ámbito de la poesía sino en cualquiera. Rafael Soler es el hombre amable que trata de cuidar al cuidador y se agradece infinito; pero el cuidador, imbuido en su problemática, no se deja cuidar aunque nunca se olvide de su generosa intención.
Si su talante es elogiado por muchos su modo de escribir poesía también, antes hablaba de Antonio Hernández, pero también de Jaime Siles y Luis Alberto de Cuenca que han dado cuenta en público de este Ácido almíbar tan personal en el queRafaelSoler nos cuenta el qué y el  cómo de la existencia entre ese instante en que se  nace: ahora que alzándote de nalgas / a un vacío sin fin te precipitan.
 

Y tras esta reflexión que pertenece al apartado Quédate a los títulos de crédito, cuatro secciones :Galería de afines y cercanos,  Retrato de dos para ninguno,  El público siempre tose en lo mejor, donde con humor, nos habla de bebedores en la  madrugada y una hora menos  como en Canarias para tener un poco más de tiempo, en el poema Hábitos estables para alcanzar el día y ¿Quién anda por ahí?,  
La sexta sección Caso cerrado nos lleva hasta el momento antes de la muerte, ese en el quisiéramos poner estos versos en práctica:Finge dormir / finge que finges dormir / finge si quieres que fingiendo dormir /pospones el tiempo que no queda (…) y la muerte dejará de molestarte


Según palabras de Rafael Soler los poemas de  este  libro pretenden ser brochazos  de lo vivido,  brochazos de sus recuerdos, que la vida no es cómo la vives – lo decía  Gabriel García Márquezque nos acaba de dejar – sino cómo la recuerdas. Por esa razón el inicio es el poema Parto a término, es decir, primero nos nacen y luego nos mueren, querámoslo  o no, por más que nos empeñemos en pedir una prórroga.

Rafael Soler nos regala una sección más, la séptima, con un único poema a modo de ruego, petición, deseo, tal vez sueño,  que titula  Que otra luz exista: Ahora toca santiguarse con un mapa / y renunciar al menú de los templados / al aire perfumado de los parques / al pan en su alacena // a  ese domingo redentor / que dicen te aleja de la muerte // y salir / por una vez salir / al encuentro de los que no volviero

Una poesía la de Rafael Soler en este poemario que sorprende por su canallesca elegancia, por su acidez honda y vital en la cuestión de fondo, por ese almíbar que en ocasiones nos ofrece la vida, ese que nos gratifica por un tiempo en las acciones, los gestos, las palabras… y lo hace a través de unos versos profundamente reflexivos sobre la vida y sobre la muerte, versos que nos ofrece de dos modos, con dos caras, unos  son como golpes en el estómago, que tocan los sentidos y nos dejan herida de navajas por el pecho henchido de dolorosa, ácida y  emocionante emoción, otros son versos de humor, de ironía, de desconcertante sorpresa, versos que ligan un lenguaje de pensamiento, algo surrealista, con cierto aire de misterio críptico… versos, los de uno y otro modo, que crean un cierto desorden para ordenarse en la fascinación que produce su lectura, versos , en fin, que muestran la declaración de intenciones de un muy buen poeta que sabe zarandearnos con su ácido metafísico y proporcionarnos el almíbar de la sonrisa al tiempo que nos conduce a la aceptación de la vida con su cara y su envés, recordando vivencias, con palabras cargadas de belleza y de luz.



Enrique Villagrasa y su Lectura del mundo

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Enrique Villagrasa: Lectura del mundo

 
Recibí, primero en pdf y después en papel el último libro, hasta ahora, de Enrique Villagrasa titulado Lectura del mundo  Cuando lo recibí en pdf y lo leí (aunque con trabajo porque no termino de adaptarme a la lectura  en soporte electrónico. Ahora, no hace mucho me envió el libro en papel y he vuelto a leerlo como a mi me gusta, disfrutando de su cuerpo, su olor, su textura...) Cuando lo leí en pdf, decía,  me vino a la memoria un envío anterior, creo que agosto de 2013, con  siete poemas de Enrique Villagrasa, “raros” según el autor. Aquellos siete poemas fueron el inicio de esta Lectura del mundo (La Isla de Siltolá, Sevilla, 2014)  que tengo entre las manos, un poemario que  tuvo su germen en Zaragoza a  raíz  de un encuentro en el ciclo "Este jueves, poesía",  el  17 de enero  de 2013 en la sala de juntas de la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza con Jaime Siles como poeta invitado y Enrique Villagrasa González como presentador y conductor de la conversación en la que el filólogo profesor y poeta valenciano  Jaime Siles  habló de la cuarta persona gramatical, la Poesía, según sus palabras, es la cuarta persona gramatical. (…una cuarta persona gramatical que sería la instancia de discurso de la persona poemática, que casi nunca coincide  con la real.) 

Enrique Villagrasa publica este nuevo libro, un libro con  muchas lecturas dentro de una: su mundo, su lectura del mundo, es la Poesía. Un mundo, el suyo, el poético, el nuestro, el de todos,  en este mundo suyo, nuestro, de todos y de nadie, entra Enrique, recorre su interior y luego escribe su visión, su interpretación, nos muestra  con su voz, el verbo Poesía y con su corazón  su búsqueda constante de la luz y el silencio en todas las personas del verbo, porque todas ellas, incluida esa cuarta persona gramatical a la que alude Jaime Siles, somos yo, tú, él. Nosotros en definitiva, el espejo.” y la cuarta: el espejo,/ el reflejo de todas y ninguna,/  la suma de uno mismo y de los otros.

Enrique Villagrasaes, en su poesía y en su vida, fiel a su infancia, a la tierra que le vio nacer (Burbáguena, Teruel), a la que le acoge (Tarragona), a su manera de contemplar la vida, la existencia,  a su presente  y también a su modo de búsqueda constante de la palabra.  Enrique Villagrasa , ya lo dije cuando reseñé su libro Palabra y memoria, anda inmerso en su continuo hacer balance, examen de conciencia, sobre sí y esa búsqueda de la palabra, del lenguaje y su luz, cuando su realidad, su vida, se transforma  una vez escrita, en otra vida que es ya realidad poética. Este poeta trabaja la palabra a golpe de pincel, es como un pintor que da color y forma a la textura ya existente y, sin embargo, renueva el tono, el color, la textura, la forma.
Jaime Siles

Villagrasa inicia Lectura del mundo con una cita de Jaime Siles que dice: Nada hay en un museo que no sea / gastada luz y repetido serse. Y le dedica este poemario al profesor, ensayista y poeta valenciano ( El poema número I alude, precisamente,  a su teoría:  Allí deja de ser allí / cuando es aquí. // Explicar el poema / no se puede: / es volver a escribir. // Es el lector quien / reescribe, da fe / y el poema es. (…) Si el poema es metáfora, / de qué es metáfora el poeta: / de una cuarta persona gramatical.

Siempre he pensado que no importa  la persona en que se exprese el poeta sea el yo poético u otra persona gramatical. Lo que realmente importa no es que se disfrace de primera, o de segunda o tercera persona, sino que el poema  contenga no solo la norma o la búsqueda de una nueva norma sin olvidarse de esta, de la esencia, que contenga la emoción, el ritmo y la luz de la poesía, se diga de un modo u otro o se emplee la persona gramatical que se quiera  para el sujeto poético. En este caso, leído y releído de nuevo este Lectura del mundo a mi continua pareciéndome que esa cuarta persona gramatical es el reflejo del poeta cuando muestra la realidad  en el espejo de otra realidad poética. Aclaro que yo no soy técnico en lenguaje  y  lo de teorizar sobre la Poesía hay que dejarlo para los técnicos. Yo solo soy un poeta que escribe por necesidad y lee por placer.

Enrique Villagrasa es un poeta al que leo una a menudo y me sonrío pensando que no hace mucho tiempo  escribía yo sobre su libro Mudanzas de la voz: Preocupado siempre por la poesía y la vida, nos dice Enrique VillagrasaEl poeta experimenta en el poema / todas las formas de la nada y el azar / del lenguaje en el lenguaje. / Todo mudanzas de la voz.
El caso es que la voz no viene por sí misma, ni escribe por sí misma la mano que escribe la página en blanco, esa voz tiene un aliento y, como decía Unamunoal tranquilo compas de un dulce aliento, /ara en mí, como un manso buey la tierra,/ el dulce silencioso pensamiento.

Este libro, que humaniza al poeta, es, me parece a mí, cercano al lector, especialmente joven,  por su tono y también porque en algunos poemas nos habla de las redes sociales como medios de comunicación útiles. Leamos el poema nº  X .-   Facebook lee antes la voz del poeta. /Twitter es su eco. Y en mi mirada queda /  el naufragio azul de tu gesto altivo.//  El verso es verso en el cáliz del poema, / cuando lo lees. Cuando abres la puerta y sales /  a jugar con la vida, no conforme con Google.//  El sueño de una sombra que te nombra /del olvido, del azar, del silencio.Desde /  Burbáguena, donde el Jiloca suena cerca /y siempre… siempre está por llegar. //Mil trillones de zeptosegundos por tu mirada. / Pues el Higgs no me explica por qué no me amas. /  Dejo de soñarte. Dejo de escribir el poema, /el poema que me revela el sueño que te sueña.

Cuando recibí, en agosto de 2013, aquellos siete poemas que Enrique  llamaba “raros” los leí con mucha atención y tras su lectura le escribi lo siguiente:  Querido Enrique: he recibido tus siete poemas “Raros” como tú los llamas. Los he leído una y otra vez anoche. Hablar de la cuarta persona me resulta complejo. Estas cosas son, en mi opinión, para los técnicos (es decir filólogos etc.) del lenguaje y yo solo soy un poeta  y lector de poesía.
Desde este punto de vista he leído tus poemas que me parecen poemas (como suele decir Siles)de pensamiento, es decir filosóficos, además de que en ellos ande inmersa  la metapoesía  y la vida (tu ayer y tu ahora)  como  anda en tus poemas.

A mí me parece todo muy difícil y a la vez muy sencillo al escribir poesía que, en mi opinión es Una y Diversa; pero me resulta dificilísimo teorizar sobre ella. Esa, la poesía, que nadie sabe definir con exactitud y que resulta un enigma, un misterio, una magia, absolutamente necesaria en mi caso, y que como tu dices: El verso es verso en el cáliz del poema, cuando lo lees.

Me gustan tus siete poemas sobre este tema de la cuarta persona o, mejor dicho, sobre la poesía y el hecho de escribirla más que nada. Aunque, en ocasiones, te confieso que me resulta un poco difícil llegar a entender lo que, repito, no se ha podido explicar nunca. Pero, en fin, eso seguro que se debe a mi falta de conocimientos en la materia. Qué le voy a hacer.

El caso es que tus poemas, anoche me llevaron a escribir este poema dividido en cuatro partes que os dedico a Jaime y a ti con todo el afecto  del mundo. No sé si lo que dice Siles y lo que tú me has mandado queda reflejado en mi poema, pero sale lo que sale y no hay más.
Un grandísimo abrazo





                     La suma de uno mismo y de los otros.
                                                                           Para  Jaime Siles de quien tomo prestado un verso
                                                                           y para Enrique Villagrasa que me envía siete poemas
                                                                           que leo y releo y acabo escribiendo este poema.

I
Desde el yo, Poesía,
se puede contar todo lo vivido
el ayer y el ahora, lo soñado…
y hasta lo porvenir imaginamos.
Desde el yo hacemos nuestro lo nuestro y la otredad.

II
Desde el tú, Poesía,
la segunda persona nos aleja
del yo y nos muestra el mundo
–tal vez enmascarado–
del propio yo, del tú, del otro, el otro…

Los pronombres son varios y son uno
en el alma del hombre.
(Gastada luz y repetido serse)

III
La primera persona y la segunda
son la cosmovisión de un único universo
formado por el yo confesional,
y un tú que nos aleja, en fingimiento,
del yo que nos pensamos
para ir hasta terceras veladuras.

IV
El yo que nos creemos,
el tú que los demás nos piensan,
la tercera persona de la que no sabemos…
y la cuarta: el espejo,
el reflejo de todas y ninguna,
la suma de uno mismo y de los otros.

  14/8/2013                                                           
 Manuel López Azorín

 
Enrique Villagrasa nació en Burbáguena, Teruel, en 1957. Es periodista, poeta y crítico literario. Sus poemas son publicados en diferentes revistas. Ha escrito varios poemarios.  Entre los últimos publicados destaco Mudanzas de la voz y Línea de luz y Palabra y memoria (Colección Planeta Clandestino, de Ediciones del 4 de agosto. Logroño 2012),  Está incluido en diversas antologías y ha sido traducido a idiomas como el árabe, francés, Chino, italiano… Colabora en revistas literarias especializadas : Qué leer, TuriaArtes & Letras y Suplemento de El Heraldo de Aragón. Reside en Tarragona.














Victor Sierra: "Garabato" Y "Mañanas escogidas"

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Victor Sierra: Garabato y Mañanas escogidas

 
Víctor Sierra Matute, (Madrid, 1986). Es licenciado en Filología Hispánica en la Universidad Autónoma de Madrid. En la actualidad se encuentra cursando el Doctorado en la Universidad  de Pensilvania. EE.UU

En 2009 publicó el poemario Garabato (Scythecut, Madrid).  La poesía de Víctor Sierra es fruto de la experiencia vital y piensa que la poesía debe reflejar la sociedad en la que vivimos. En Garabatos, su primer libro, Víctor Sierra alternaba formas clásicas con otras más libres y en ellas nos hablaba de la vida, del tiempo y con un lenguaje actual en  el  que lo cotidiano como bolsas de patatas fritas, sexo y  sudokus conviven con  metáforas y símbolos.

Poema: DIARIO

Los recuerdos son naúfragos / flotando en nuestra memoria ///  Solemos rescatarlos
con asiduidad:/ unos necesitan una ducha / y un simple afeitado/// Algunos,/ además de aseo,/ alimento / o cuidados intensivos.///   Unos mueren sucios y ahogados///  El resto
se acuesta cada noche con nosotros.

 
Victordesgrana  sus versos, en los que hay amor, ironía, humor, reflexión vital,  con realismo, a veces sucio, a veces cotidiano, a veces metáforico, a veces simbólico y, siempre, con un lenguaje actual (aun siendo él un apasionado experto en la poesía del Siglo de Oro y especialmente un estudioso del grandísimo Lope de Vega)

Poema: Salitre en la palma de la mano
Ya no quedan puertos tras nuestras ventanas, / tan sólo el chocar del viento contra el aféizar /  bajo la pálida mirada del eclipse / y la fiebre de un ángel tendida en el abismo///

Ahora todo se rompe/ como un espejo eterno/ del alba y del ocaso,/ 
extendiendo su imperio/ testigo único del mundo///  La mar se enreda a los tobillos/  y en mi garganta/
la sal hunde sus raíces.

Victor Sierra y Sesi García

Ahora me llega desde Pensilvania  vía pdf su nueva publicaciónMañanas escogidas.
(Una breve  selección de poemas escritos entre 2009 y 2013) que publicará en breve Ártese quien puedaEdiciones, Madrid.
Este cuaderno-libro de unas 50 páginas, Mañanas escogidas, incluye once poemas de Victor Sierra y un poema de Sesi García a modo de prólogo o pórtico que comienza preguntándonos:
¿Qué olor este que tienen las mañanas/ a raíces después de tantas pausas /en la elección constante de qué es eso / que llamamos la vida? ¿Qué pretenden / estos días de sol cuando amanecen? /  ¿Por qué su voz también es corazón /  de noches y adoquines con farolas? / ¿Por qué hay que amanecer por la mañana?

En el primer poema que titula  De polvo como yo este poeta, buen conocedor de las formas, ya tradicionales, ya clásicas de la Poesía nos ofrece con perfecto ritmo un conjunto de liras bien ejecutadas y a la manera de homenaje termina con un verso suelto aludiendo  polvo enamorado del soneto de Francisco de Quevedo,

"Un manantial silente /de párpados y boca figurada / que irremediablemente / con labios de la nada / transforma al amador en cosa amada.

En la mañana ida /—peonza de tu aroma y de tu ruido / que acaba con mi vida /
tan solo con sonido—/ de polvo de tu cuerpo me has herido.

De polvo como yo, pero de polvo."


 

Versos heptasílabos y endecasílabos principalmente, configuran este cuaderno libro donde Víctor Sierra  parece mostrarse como pez en el agua con verso, su cadencia, su medida e incluso su rima.
Nada le es ajeno y navega por las formas no solo con soltura sino con una naturalidad tan pasmosa que hace parecer que lo que todos llaman cárcel de medida, es decir la métrica ni resulte cárcel ni  resulte tan difícil como muchos piensan.
Todo es cuestión, como es el caso de Victor Sierra, de beber en las fuentes y de saciar la sed en lo que nos ha precedido, en definitiva de conocer la versificación y su ritmo y de escribir después, si es posible, con la naturalidad que lo hace este muchacho, tanto en el llamado verso blanco es decir, con medida y sin rima, como en las estrofas de medida y de rima como es el caso de las liras, el soneto, cualquiera de los que incluye aquí, como este nº  IV que comienza:  

Tú guardas la memoria de los peces / segundo tras segundo en la mirada. / Yo quiero ser la luz desenfocada / que duerme en tu pupila algunas veces.

Cuarteto perfectamente acentuado y con un ritmo acompasadamente musical. Igualmente el poema nº VI que dedica al poeta amigo  Sesi García y que está compuesto con endecasílabos
en estrofas de cuatro versos y con la cuarta , a la manera de las coplas de pie quebrado de Manrique:   y simplemente pasa que una noche / pasamos por la vida y somos alma / tocada por la rabia de la noche /  y por su calma.
Esta claro que Victor Sierra es un poeta que maneja el lenguaje con precisión, las formas con destreza y cuando no se ajusta a ellas mantiene siempre el ritmo, la cadencia que es lo preciso para que la poesía sea poesía como en este poema III de Mañanas escogidas:

Hoy vives con la fuerza del futuro./ Hoy vas nombrando el día con los ojos /
y todo lo que tiene es todo tuyo./ Yo quiero que me dejes darte todo / aquello que no tiene: para ti / también lo que no existe todavía./ Incluso habrá un idioma ilimitado /
y todas sus palabras serán tuyas:/ te escucho en ese idioma que es tan tuyo/ que solo están a un beso de entenderlo / aquellos tan ajenos a tus labios./ Lo escucho con la fuerza de mi vida:/ verás que no habrá nada que no diga / mi boca en esa lengua de silencios.

Mañanas escogidas es pues un libro en el que Victor Sierra muestra su buen manejo de las formas y nos demuestra que éstas u otras más libres, cuando se manejan con precisión, pueden producir buena poesía.

  
Victor Sierra (1º por la dcha, Sesi García , Manuel López Azorín y Hannibal Becquer

Este joven poeta ha colaborado con elGrupo Poético Chamartíny ha publicado cuentos y poemas en las revistasEs hora de embriagarse,Trampolín,  Literatura,Siglo XXIy Codirigió el fanzine literarioCuadernos de lo Invisible.
Sus poemas se han incluido en diferentesantologías:Nueva poesía Hispanoamericana(Ediciones Lord Byron, Madrid, 2007), Poemas para un minuto(Editorial Hipálage, Sevilla,2007), Bukoswski Club 06/08 (Ediciones Escalera, Madrid, 2008), 50 maneras de ser tu amante(Editorial Puntos suspensivos, Avilés, 2010).

Victor Sierra, además en su faceta de  filólogo, es experto, ya lo he dicho más arriba, en la poesía del Siglo de Oro y en especial en la de Lope de Vega









Victor Villapalos: "Excéptico con verso"

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Victor Villapalos: Excéptico con Verso




Victor Villapalos acaba de publicar, en edición bilingüe español-francés, su primer poemario  titulado  Excéptico con verso. El 7 de mayo lo presentó en el Salón de Actos de la Facultad de Ciencias de la Documentación de la UCM. 
Acompañándole estuvimos Inmaculada Vellosillo, profesora de la Universidad Complutense en  la Facultad de Ciencias de la Documentación, una profesora- me dice Villapalos- comprometida con la profesión y  con el papel protagonista que deben jugar las bibliotecas y los bibliotecarios en la sociedad actual. Ha escrito  libros, entre ellos, Bibliotecas escolares ¿Para qué?  publicado por Anaya en 2012 junto a otros autores.Inmaculada Vellosillo ejerció de presentadora de este primer libro de Victor, primer libro pero no primerizo.  

Juan Miguel Sánchez Vigil , vinculado a la Universidad Complutense como profesor en el Departamento de Biblioteconomía y Documentación. Durante tres décadas ejerció como fotógrafo, documentalista gráfico y editor en Espasa Calpe, siendo además un apasionado de la Literatura Infantil por lo que se dice cuentista. Es autor de varios libros sobre fotografía, periodismo, revistas, edición e infantil como El amuleto Yoruba, publicado en Alfaguara en 2010.

Ambos elogiaron este primer libro de Victor. Ambos, según el autore nos cuenta en sus agradecimielentos al final de este libro,le ayudaron  en la selección y corrección de textos  de este poemario.

Junto conmigo acompañamos a Víctor Villapalos en la puesta de largo de este su primer libro titulado Excéptico con verso.




La introducción que abre este poemario es el comentario que escribí sobre él tras recibir una copia en pdf a principios de año, tras pedirme Quino Hierro, amigo de ambos, que lo leyese y valorase.
Cuando Victor Villapalotuvo en sus manos el comentario sobre su libro me escribió pidiéndome autorización para incluirlo a manera de prólogo en esta edición bilingüe. Hoy puedo volver a leer este libro, ya en mis manos, y ahora  incluyo el texto en este blog


VÍCTOR VILLAPALOS: Excéptico con verso



Víctor Villapalos estudió para ser bibliotecario y documentalista. Su verdadera vocación.  Se quedó entre los anaqueles de la vida para terminar desarrollando, sin lo que más ama, los libros, una carrera profesional en el ámbito de la gestión sanitaria.
Nunca, aun así, abandonó su vocación, ni dejó de tomar notas, de escribir (ya que no ordenaba libros ordenaba notas para no olvidar) todo lo que sentía, vivía, pensaba que merecía la pena escribir, guardar  para, con el tiempo, refrescar la memoria, recordar lo ya sucedido.

Esto –nos cuenta–  le sirvió un poco para mitigar su sed de conocimiento, su anhelo por rodearse de la sabiduría que encierran los libros por un lado y, por otro, para salvar del olvido todo aquello que iba anotando  bajo su percepción, su verdad personal.

Pasado el tiempo, fue transformando en poemas  a algunas de aquellas anotaciones. Poemas que conforman una cosmovisión, un mundo que, a veces, nos dice, le han estallado en el pecho.  Así pues, tras tantas notas, tantos poemas, realizó una selección antológica y el resultado fue este Escéptico con verso, un libro donde la poesía  de tipo formal con versos blancos, a veces con suaves asonancias, a veces con versos más libres, nos va contando en pretérito, del mismo modo que la vida nos cuenta cuando nos vive, todo lo que ésta nos niega y lo que nos ofrece mientras la vivimos. Una reflexión que recuerda a aquel Califa cordobés que más o menos vino a decirnos que tras vivir muchos años había sido feliz catorce días, apostillando después, y tal vez he exagerado algo. Reflexión que conlleva una cierta desconfianza, razonable aquí, en un escéptico.

Un escéptico lírico que, verso tras verso, nos desgrana la vida que fue, con su enamorarse, su desenamorarse, su olvidar y recordar, su entristecerse y alegrase, su dudar, su conocerse, su regresar a la infancia, su enfrentarse a los miedos, su sentirse abandonado, su alegría, su desamparo,  su soledad… Con todo ello, realidad vivida o imaginada por el tamiz  selectivo de la memoria, a pesar de las notas, nos ofrece  una realidad trastocada en realidad poética más con el aroma de lo elegíaco que de lo hímnico (cosa habitual en un porcentaje altísimo de poetas)

Un libro éste Escéptico con verso  que Villapalos ha dividido en cuatro secciones: Criaturas mitológicas  es la primera y en ella nos dice que no necesita símbolos, que una bandera es “la venganza de necesitar patria,/ de enjaular un corazón nacido / para reposar en las estrellas.” Villapalos prefiere izar su corazón: “en contra / de todo aquello que a favor confunda; gusta de “navegar ligero sin los símbolos.”

Tras esta declaración, rememora lo perdido, lo pasado, la infancia y especialmente el tiempo o los tiempos del amor y su contrario, en los primeros poemas Rumores y Duelos de adolescencia.  Hace hablar a don Antonio Machado, en un bien construido soneto que titula Guiomar, seguramente estableciendo paralelismos amorosos. En el  poema Los lunes de tu piel, nos confiesa que es más de escribirle al recuerdo, o de reinventarlo tal como le hubiese gustado recordar ya que parece que para Villapalos el tiempo “es ese sentimiento de añoranza  que tiene la materia”.


Y entre amores y desamores, recuerdos fidedignos o tamizados por el selectivo filtro de la memoria, Villapalos nos va mostrando su mundo poético ya, su cosmovisión  del amor, del tiempo, de la vida, con bandera de conciencia, no de símbolo, comprometida mirada que nos habla de  la indigencia y nos muestra, también, su ternura lírica mientras cierra esta primera sección con el poema Hoy supe que ibas a traer un alma al mundo.

El universo reposado (la segunda sección), se abre con una cita de Machado, muy presente en este libro (del mismo modo que Salinas también lo está),  que dice: “Señor, me cansa la vida / y el universo me ahoga. / Señor, me dejaste solo,/ solo con el mar a solas.” Y Víctor Villapalos, “Erre que erre” inicia, al tiempo que prosigue , con un poema de pérdidas: “Me quedo con escribir, mi amor, sobre tus labios” (…) “ versátil y ligero mi verso descansa en tu hoja / como  espíritu sutil de una estrella tendida en tu lecho”.  El poeta quiere un verso diminuto y embozado pero limpio, “calado por la lluvia (las emociones) que regó la flor que el corazón deshoja”.  Un verso que va desde lo formal con medida, versos blancos o rimas, principalmente en asonante, hasta fórmulas más libres; pero unas y otras, sujetas, como debe ser,  a un lenguaje preciso, apropiado y al  ritmo que la poesía debe tener para ser poesía.


De este modo y en un poema de verso octosilábico, verso tradicionalmente español, con rimas consonantes y suaves asonancias nos dice:“ Clara, suave, sosegada, / conocida, obvia,/ tersa, llana, cristalina, / transparente, pura,/ presta, aguda, positiva, /  evidente, justa, /  hueca, viva, separada, / extendida y propia, / boca de labios alada, / lengua sin memoria.” Y establece, al tiempo que nos canta cómo quiere hacer su poética, una poética que le nace en la hora tardía, enraizada a sus manos que eran “Templos / de sal. La sed / venía por momentos.” Lo sucedido es lo perdido, lo pasado en el tiempo, es lo recurrente, el deseo de imaginar y compartir, de abrazar el tiempo a través de colores,  de vivencias convertidas en libros… para superar la soledad “de unos libros mal avenidos”.  El poema Once de marzo, rememora  “la atmósfera plomiza / y su amargo sabor”  de aquel aciago día de terror y muerte.  Reflexiona el poeta, medita, tanto sobre su compromiso con la vida, con el ser humano, como  en la elección  de caminos a seguir, así nos dice: “No sé si fuiste tú / o fueron los caminos que escogiste / los que me borraron, sin más, / de tu presencia.” Y la ausencia, el recuerdo, la soledad, se convierte en una pesada carga que cierra esta segunda sección  con estos versos: “porque no sé cómo voy a pagar el peaje / por el valor de tu ausencia”

La contradicción de un recuerdo. En eta tercera sección el poeta se convierte en Ícaro caído  y canta: “y el mundo me dio una espalda sin alas.” Comienza hablándonos de las derrotas, continúa con el tiempo y las pérdidas,  con un pasado en el que perdió los sueños, todos, y aun a pesar de ello continúa indagando en la temporalidad  de los anhelos. Es decir, se han perdido unos sueños pero al afán de seguir hace que nazcan otros nuevos: “No han podido conmigo las palabras / y he seguido  inventando…”  En el poema Amor  nos habla de esos sueños, de sus deseos, en la primera estrofa y, en la segunda, asume una realidad que le conduce a la oscuridad de la noche sin el amor: “En tu pelo mi pelo,/ en tus pasos mis pasos, / que siguen con anhelo / el reflejo del ocaso / en el papel.

Víctor Villapalos escribe este libro desde  los sueños, la derrota, el desamparo, el cansancio, la descofianza… al tiempo que reflexiona sobre la vida,  la infancia, el amor, lo perdido, lo ganado, sin darse por vencido. Nos dice aquí que esta recopilación de poemas escritos  a lo largo del tiempo tendrá segunda parte, que hay mucho que decir todavía, que tal vez lo que nos cante en nuevos  poemarios no le deje ya el corazón a la intemperie como nos dice en el poema que cierra esta parte tercera titulado Corazón a la intemperie: “Asumo que los libros que me visten / cuentan con los versos de sus páginas en  blanco,”

“Te busqué por la duda / no te encontraba nunca”  Con estos versos del poeta del amor, Pedro Salinas, inicia  Víctor Villapalos la cuarta y última de las secciones de este Escéptico con verso. Regeneración celular es un poema en prosa que no habla de espacios, tiempos, límites en el amor… Todo lo que sucede, aun con huella, termina regenerándose hacia el olvido, hacia la transformación o hacia “las cloacas de una negación  inadvertida” Ya no sirve ni el grito porque enmudece ni sirve el archivo de la memoria. Solo la amistad (frente al amor, otra forma de amor) sobrevive como un sueño matemático y solo la lectura ,el amor a  la palabra, a la poesía, salva  al poeta  de líricas y reflexivas meditaciones en torno al amor, al deseo, la duda, la pérdida, la derrota, el desamparo, los sueños, la soledad… Salva al poeta que acepta la realidad no trastocada aún en poesía, la vida, con una cierta ironía: “Cuando te dije  que necesitaba un polvo / no me refería  a que me dejaras aquí / acumulándolo durante meses, / sin salir, / esperando a que vuelvas.”


El poeta nos dice: “Tener un desierto en las manos / y no saber qué hacer con tanta arena, / forjar con las palabras los caminos, / saber templar la voz si la voz tiembla.” Con el propósito de la fortaleza y con el temblor de la voz por la página rememora el tiempo en que cortó “desde raíz / los antepasados que pesaban. /  La herencia  de un acento equivocado, / la culta efervescencia de la rabia, / los egos de unos días trasnochados” y, como un francotirador, se arrancó de los padres: “Yo cercené el tronco de mi origen / decidí caminar solo / la avenida que la vida nos prepara acompañados.” Su dignidad  –nos dice– ha sido la última frontera entre mi amor / y tu indiferencia.  Y tras esta reflexión, tras arrancarse de su raíz  y tras saber de la indiferencia, se pregunta con  un cierto despojamiento de esperanza frente a quienes sonríen con dolor porque ésta, la esperanza,  no trae las expectativas deseadas,  soñadas, anhelada: Qué extraña es la sonrisa, titula este poema de descreimiento y decepción: “Qué extraña es la sonrisa de aquellos / a los que les dueles su sonrisa, / con esa mirada que sabe a tarde, a luego, a ya no importa.”



Y este  escéptico  poeta nos deja un libro de memoria y de vuelta en el descreimiento porque la verdad no existe o al menos es desconocida para el hombre y esto le hace desconfiar, incluida su propia experiencia,  por eso por una parte escribe: “Se tiende la mirada en los rellanos / sin un posible oasis que refresque” y por otra nos deja con la promesa de “segundas partes que aún deben ser escritas / y pensadas y sentidas.”

Escéptico con verso me parece, en definitiva, un libro donde se unen arquitectura verbal (estética)  y decoración interior (ética) conformando la elegía de la vida sucedida, escrita en un tiempo no de nostalgia sino de ajuste de cuentas con el pasado, tratando con ello de encontrar el consuelo que le permita, ahora, liberado ya,  contar y cantar otra verdad (la verdad, como el hombre puede ser poliédrica),  con otro tono, sin tanto escepticismo, y con otros versos.
                                                                  Febrero de 2014

                                 Manuel López Azorín

Amando Carabias María: Los andamios de los pájaros

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Amando Carabias María: Los andamios de los pájaros


La voz de Amando Carabias María (Segovia, 1962), en este poemario titulado  Los andamios de los pájaros (La Isla de Sistolá, Sevilla 2014) nos trae una serie de poemas, muchos de ellos con subtítulo de nombres bíblicos y/o del tiempo greco-latino, tal y como los cuadros de su hermano los reflejan, es decir los ha pintado. Nos trae un planteamiento de inicio-paralelismos-creación y un final de crepúsculo-apocalíptico y resurrección y entre la creación y la resurrección, la historia del ser humano, y parte de la historia de su infancia. nos trae el canto, que es himno de  vida unido al canto elegíaco de la vida y , con todo esto, nos trae la brisa, ese aire por el que vuelan las aves, él lo ha dicho así,"pero también  nuestras miradas, nuestros gestos, los mismos que deshabitaron las tumbas", como afirma en el poema que abre el libro: No hay gestos en las tumbas /  vacías de sonrisas o de lágrimas, / vacías de cansancio i esperanza.

Una voz  que en este libro aparte de un panegírico al hermano, pretende ser un himno a la vida, una vida que, a pesar de las apariencias, se sucede a sí misma: Alumbra mi memoria, uña de luna sobre la melena del mar, el gesto de tus manos (cuando la viada aún era asunto de sueños), tomando el cuerpo de tus lápices de colores tal que cintura de novia sin presentir.
 
Este libro, nos dice el autor,  fue inspirado tras la exposición que colgó en el Patio de Colegio de Arquitectos de Segovia en octubre de 2010 su hermano Mariano Carabias. Una exposición que tituló “Tocar el humo”

Tras leer en el programa de mano, lo que escribió el pintor hermano de Amando, y luego contemplar los cuadros, que no retratos en si mismo  ya que lo  que se intenta reflejar no es solo la fisonomía de quien posa sino la plasmación  de un ser atemporal que tiene algo de aquel que ha posado y algo, fuera del tiempo, de arquetipo que todos llevamos dentro y que provoca -dice- una danza extraña entre el ahora y el pasado.

Esa danza extraña de la que hablaba el pintor entre los rostros del presente
y el arquetipo que representa  fue lo que dio origen a  este poemario
que transita – nos dice Amando Carabías – por los andamios de los pájaros, y recorren los gestos repetidos en los rostros irrepetibles que nutren los eslabones de la historia humana.

Cada poema, digo, lleva un subtítulo y éste se corresponde con el título del cuadro pintado por su hermano.  Aquella exposición tenía una parte amplia dedicada a retratos que aludían a los inicios de nuestra civilización; por un lado la parte greco-romana y, por otra, la judeo-cristiana.

Así, tras unos poemas que van del pincel a la palabra, precedidos de la dedicatoria al hermano pintor, el poeta – como dijera Machado – se orienta hacia el misterio contemplando facciones del presente / donde anidan los gestos sin cenizas, / besando los andamios de los pájaros. Reflexiona sobre la creación, sobre cómo Dios incendió el cosmos: Dios festejó el último día como niños besando risas… (…) Dios incendió el cosmos como la luz y el color renacen  en tus ojos y tus dedos explicando el tiempo, donde nada concluye nunca, salvo las vidas, efímeros suspiros. Y los alterna con recuerdos de la infancia, la madre, el hermano pintor… Auscultas el mundo con los ojos, reposándolo en tus dedos que mecen los pinceles como se toma el talle de la amada. Glosa admirativa desde el recuerdo infantil que induce al poeta a que sucedan versos, versos vitales, versos reflexivos, versos panegíricos, versos, en fin, con medida o con más libertad de formas pero siempre con cadencia y siempre esperanzadores desde el principio al fin como en el último poema, poema de resurreción: La luz que  nuestra sed eterna sacia y que lleva el subtítulo de (Resucitado): Después de tantos siglos y tantas pinceladas /  han volado los pájaros / sobre andamios de piel y de pupilas / atravesando el tiempo y sus osarios, / haciendo de la sed inabarcable / tejido de su esencia y de su afán / por encontrar la fuente donde brota / el líquido que mana y fluye eterno.

Y entre el primer y último poema de este libro se suceden cinco breves secciones: la primera Del pincel a la palabra, y cuarta Su carne es mi carne,  con cuatro poemas cada una, la segunda Desde la bruma, y tercera  Esencias, con siete y ocho poema y la quinta y última La esperanza,  con tres poemas.
Amando Carabias (fragmento) pintado por su hermano como el profeta Elías

Y en esta secciones Amando Carabias Maríareflexiona acerca de lo poco que, a través del tiempo, cambia el hombre y establece, en este poemario, una especie de diálogo entre lo pintado y la poesía  de tal manera que  nos habla del ayer y del ahora  como si el tiempo estuviera fuera del tiempo, como si no existiera, porque básicamente somos y hacemos, pensamos y sentimos  de la misma manera aunque seamos “perros con otros collares” 
La paleta del pintor ha fijado los colores sin tiempo en los rostros de hoy, los versos del poeta han dicho las palabras de siempre, ayer y ahora sin tiempo igualmente, tras contemplar los colores sin tiempo.
En definitiva cambiamos poco, solo cambias algunos hábitos, costumbres…pero en el fondo como decía una canción “La vida sigue igual” pero como en el poema Una rama de olivo, subtitulado (Noé): Una rama de olivo es esperanza. / Una rama de olivo, pirueta hacia el futuro. Aun a pesar de: Pienso en Noé. / Mirad su sufrimiento de cadáveres, / mirad sus dudas alacranes, / esa ansiedad que cercenó su sueño / cuando el cielo perdía la ternura / de ser caricia / frente al dolor humano. El hombre, el poeta, continúan soñando con la caricia, a pesar de la historia de dolor que nos impregna y sueña con la rama de olivo de la paz y la esperanza.
 

Un hermoso y lírico poemario que ahonda en la contemplación del ser humano tan parecido en sus actos fuera y dentro de su tiempo, ese tiempo que su hermano el pintor ha plasmado en personajes ya sin tiempo con rostros de este tiempo nuestro que parece ser el mismo de siempre. Un tiempo, el nuestro, que el poeta nos presenta también, a pesar de, como: Un legado preñado de futuro / y azul, como las trenzas de la brisa. Porque , insisto, a pesar de, Azul como las trenzas de la brisa, / azul como los versos de los ríos, / azul como montaña de futuro, / azul como sonata de horizontes,/ azul es la esperanza.  

Lo dicho:Los andamios de los pájaros, es como un himno vital cargado de elegía por la historia del hombre,  y  que vive en el alero, al  borde del abismo, donde vuelan los pájaros y construyen sus nidos de sueños, de  cantos y promesas, ya sin tiempo, renacidas.  




Francisco Caro: "Cuerpo, casa partida" Honda reflexión sobre lo poético y lo vital

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Francisco Caro: Cuerpo, casa partida. Honda reflexión sobre lo poético y lo vital




Francisco Caro, ha conseguido un nuevo y consolidado premio de poesía (Premio Leonor de poesía 2013. Diputación Provincial de Soria), con su libro Cuerpo, casa partida, libro que he recibido y que, como todo lo que viene escribiendo Francisco Caro, he leído con ganas sabiendo que, adentrarse en la poesía de Caro, es saber que nos va a ofrecer lenguaje (él piensa que sin lenguaje poético es imposible que la poesía aparezca) y, con el lenguaje, técnica (también ha dicho que la única manera de quedarse con ella y ella contigo, es respetar esa norma, aunque  luego apostilla que el respeto a la norma no debe anular la capacidad de innovación),  y emoción, una emoción que Francisco Caro maneja muy bien y que el lector, durante la lectura, se adentra en ella, en ese estado interior del poeta, y termina haciendo suyo el poema.

La parte izquierda de mi casa, / de mi nombre, mi parte izquierda,/ sorprendida en sus juegos / con las ingles de barro, / dejó apresar su luz en los cimientos.
Después la arcilla, / cruelmente minuciosa, / sobre la oculta / e inesperada cárcel, / reticular se levantó en los muros// y nacieron / de la pausa los huecos, / la puerta de los nombres, el milagro / del balcón y la brisa.
Alados albañiles tejarían / luego la casa / por resguardar los actos, los poemas, / del alga de la noche, de grises claridades, / de las imperfecciones o la lluvia, / y pintarían / de romero o cansancios amarillos / encendidos tabiques, / dudas y corredores, / la arquitectura toda de mi voz / mientras ella callaba, / mientras los dos sabíamos.



De Francisco Caro (Piedrabuena, Ciudad Real, 1947),  un poeta de escribir siempre, de aprender siempre, de leer siempre aunque comenzara a publicar hace relativamente pocos años,  ya he dicho en otras ocasiones que: Este profesor de Historia ha sido inédito hasta que, un día, decidió presentarse a un premio y lo ganó. Desde entonces (y de esto hará ahora solo diez  años),  su equipaje poético atesora los premios Asociación de Escritores de castilla la Mancha, Juan Alcaide, Ciudad de Zaragoza, Ateneo Jovellanos, Ciudad de Alcalá, el premio José Hierro y este Leonor de poesía 2013.

La naturaleza es importante es Cuerpo, casa partida, así como la experiencia vital y las referencias culturales, todo  en la voz de un poeta que sabemos también que sugiere, más o menos conceptual, en este libro algo menos, siempre sugiere, con lo cual el lector, al menos a mí me parece así, tiene la puerta abierta a la reinterpretación: Cuando junio / es la pena de amar/ y ser tristeza / un don hospitalario // por su lacia hermosura, //Tiene siempre / la tentación dispuesta de quedarse / de quedarse a jugar a las melancolías, / a deshacer los nudos, las arrugas, / con los dedos del sueño // o el afán/ de crecer porque teje/ una prenda de lino cerca del corazón. // Un don que puede, cuando junio,/ vestir nuestro abandono / o puede devorarnos // porque es ella, sabemos, quien destruye / la verdad de las rosas.


Francisco Carodice que la poesía es como una casa grande con enormes puertas donde entra el alma eterna y en este Cuerpo, casa partida, Caro ha entrado en la Casa de la Poesía con unos conceptos claros: con la infancia, el amor con su  cara y su anverso, los sueños no cumplidos, la búsqueda del universo poético de don Antonio Machado

En este nuevo poemario de Francisco Caro, el poeta establece un doble diálogo consigo, el poético y el vital, reflexionando sobre su pasado, su presente y su futuro, así como con el hecho de escribir, con una poesía introspectiva, emocional, de pensamiento, una poesía que cumple la norma, sabe beber de las fuentes porque la poesía que, para quien la vive y la siente, es pasión, necesidad interior, es algo que se lleva dentro sin saber el porqué y Francisco Caro lleva consigo la poesía desde siempre, desde lector, por eso con el mayor respete y admiración, aprovecha la voz de poetas que le han precedido.




Mingote le dedicó esta viñeta al poeta Rladio Cabañero

El libro se inicia con una explícita dedicatoria al poeta Eladio Cabañero: Al hombre que a los 40 años, por defenderse de la mitad de sí mismo, dejó de escribir versos.  A su memoria. A Eladio. Una hermosa y sincera dedicatoria al poeta, al hombre, que un día, hace ya muchos años, al preguntarle que por qué no escribía me dijo: " con la excepción de algún poema de encargo para algún amigo, no escribo porque ya no tengo nada que decir" Tremenda y honesta declaración de un poeta que, ya lo he dicho otras veces, "escribió sobre el hombre y del hombre, escribió de amor y por amor, escribió poesía social (o testimonial, como quieran). Lúcido y pasional siempre, solo y desamparado casi siempre y  con él siempre el origen de la palabra clara." 
Palabra clara, sincera, honesta como él (como ellos). Merecido recordatorio a modo de homenaje a Eladio Cabañero en este Cuerpo, casa partida.

En este poemario, me parece a mí, Francisco Caromuestra sin ropajes (o cuando menos en esa línea de misterio y sugerencia, con versos entre lo confesional con  veladuras) su más íntima concepción de  sí mismo ( de sí mismo y de esa otra dualidad que forma con la “becaria” de su blog que me da la impresión que es un poco faro de luz que atrapa el instante del interior del poeta para que éste quede convertido, una vez revelado, en la fotografía sin tiempo de su palabra impresa) y de la poesía donde vemos todo le que se dice y todo lo que se intuye ya que, me lo decía siempre Pepe Hierro, la poesía dice más de lo que dice el poeta, y aquí  no solo hay reflexión sobre infancia, madre, duda, poesía... hay también reflexión sobre tiempo, amor y esa fotografía del instante que se guarda en la materia de los sueños de ayer, de ahora... para siempre.


Se concluye el libro, tras dos intensas secciones tituladas La parte izquierda de mi casa y Alguien levantó círculos, con un poema, Abandonar la casa y cierto aire, perdido, o ganado. entre nostalgia, de canto: En esta casa pobre,/ alivio y desazón,/ escribo en el cuaderno:/ no hay verso que sin ella / no sea un homicidio.

Francisco Caro, en fin, nos nieva de sí mismo desde el tiempo sucedido,  desde el presente y con la mirada en lo por venir y nos nieva  a nosotros, los lectores, con la luz de unos copos repletos de versos dispuestos para  ofrecer duda, dolor, incertidumbre, sombra, sueño, esperanza y todo ello con la certeza de una verdad que parece un reloj de copos, de tiempo, que se deshace: Quiero decir que nieva / solamente de mí, de cuanto fui inocencia. // Des de mi tiempo hoy, / sobre un tiempo que busca o que persigo. / Nieva: / verdad que me deshace.// Copos, copos, copos, copos. Copos que caen y suenan al ritmo del  corazón de un poeta que mira dentro de sí, observa fuera, y escribe su canción, de alivio y desazón, para seguir viviendo.


Milagros López: "A ras de mar" Una hermosa metáfora del amor y la vida

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Milagros López: A  ras de mar. Una hermosa metáfora del amor y la vida



Milagros López (Murcia) ha escrito un primer libro de poemas  A ras de mar (Ediciones Torremozas, Madrid, 2014), y ha creado, no sé si de la experiencia o no, una realidad poética que es un mar de amor, la metáfora del deseo, la pasión, la ausencia, la espera, la vida en definitiva  y finalmente la soñada, la esperada siempre fusión y en todo ello el continuo oleaje que anhela, besa y funde el amor en su rumor . Como si el sujeto poético, a modo surrealista, fuese ese río que llega al mar y ya es el mar nos dice: Quiero serme en ti / y que pase el tiempo...




Milagros López ha escrito un hermoso poemario en el que versos sin medidas concretas, ni formalismos, aunque en  él se aprecie un buen conocimiento de todo ello, va acompañado de  citas introductorias  y aclaratorias de Gerardo Diego (El romancero de la novia: metro tradicional  para contar una historia de amor), Vicente Aleixandre (La destrucción o el amor: surrealismo con Eros /tánatos como oposición o complemento), y Pedro Salinas (La voz a ti debida:  el sueño de descubrir la esencia de lo amado, escrito con verso clásico, y honda carga existencial) Poetas del 27 los tres, en el amor parecen beber de PetrarcaGarcilasoBécquer... al tiempo que renuevan su voz  desde sus diferentes formas de escribir sobre el amor. 

Esto  mismo parece sucederle a esta  Licenciada en Filosofía y Letras- especialidad en Filología inglesa con su libro que, en palabras de  Francisco Javier Díez de Revenga, siempre acertado en sus juicios literarios y siempre valorado y admirado por mí, sobre a A ras de mar, nos dice "...en la representación del mar que sugiere el título del libro está la gran metáfora de la vida que no es otra que la del amor" y también que: "Milagros López dispone de una palabra poética efectiva y original" y yo estoy de acuerdo con estas palabras.
 
Con un hermoso prólogo de una poeta como Cecilia Quílez que nos dice: El dogma comienza cada mañana a la señal de quien espera ser amado. Plenitud al fin en el territorio de la luz dice la poeta. El mar necesita ser comprendido. Así se inicia esta gran metáfora del amor, de la vida, en la que el yo poético de Milagros López avisa con estos versos los títulos de las secciones que conforman este poemario : A ras de mar vuelo /hacia ti, / en ti,/ sin ti, a la espera de ti/ …siempre.

Y tras este aviso y esta declaración,
nos presenta un poemario unitario y estructurado en cuatro secciones en las que el amor es vivido, sentido, apasionado, enardecido, fundido, ausente y, siempre,   esperado. Un amor que está, como bien dice Díez de Revenga, en el mar, dentro, junto, al lado del mar. Mis pies sobre tus huellas de agua / marcando la playa, / mis ojos, tu paso verde.

Poemas intensos que, como decía al principio, no sé si de la experiencia o no, nos ofrecen una realidad poética literariamente creíble, poemas, en fin, en los que la pasión se mece junto a las olas de un mar pleno de dicha, de gozo, de clamorosa alegría  cuando es posesión, de clamor  anhelante frente a la ausencia  y de sueño siempre en la espera. Para esta inmersión / no vas a necesitar neopreno: / el encuentro será cálido. // Sumérgete sin máscara, /  quiero deshacer  ese laberinto / –aljibe de tus ojos–


Una historia de amor como la espuma del mar que es calma y tempestad, caricia y golpe, furia enardecida y sueño ensimismado, amor en plenitud, amor. vivido, imaginado o soñado; pero contado de tal modo que el lector , poema tras poema, lo vive, lo siente, lo hace suyo. Milagros López consigue, con una voz propia, hacernos partícipes de esta hermosa historia de amor a ras de mar. Un amor que aguarda  un final feliz, vital, amoroso: Prosigo ahora / la estela de agua que me lleva hacia ti, / ineludible vía fue / en la antesala de la primavera. (...) Espero el momento / en que detengas de nuevo tu vida, / me abras tus sendas, / me acojan tus aguas, / y te gires, verde ne recibas, / reparado el mástil, / pecios ya un recuerdo lejano, / y me invites, / pronuncies palabras de aliento: "Te estaba esperando, vida". 
Un libro, en definitiva tan vital  e imaginativo y tan bien construido como maduro aunque sea el primero que publica.


Mi felicitación a la autora y también, cómo no, al buen ojo, que suele tener mi querida LuzMaría Jiménez Faro, editora de Torremozas.


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